Desde el 10 de octubre de 2025, la Franja de Gaza vive una paradoja cruel: un alto al fuego formal que en los hechos se desdibuja entre ataques, represalias y una crisis humanitaria que se profundiza sin tregua.
El 29 de octubre, el ejército israelí llevó a cabo una operación que dejó 104 palestinos muertos, entre ellos 46 niños, justo después de que el primer ministro Benjamin Netanyahu ordenara una serie de incursiones en respuesta a la devolución de restos humanos por parte de Hamás. Esta acción fue calificada por Israel como una provocación escenificada, pero para la población civil significó una violación flagrante del acuerdo de alto al fuego que apenas llevaba semanas en vigor.
Desde el 10 de octubre, el ejército israelí ha violado la tregua al menos 125 veces, causando más de 200 muertos palestinos en apenas 20 días. Para los cooperantes humanitarios, la tregua es una etiqueta vacía. Gennaro Giudetti, veterano cooperante de la ONU en Gaza, describe una realidad donde el control israelí sobre el 55% del territorio persiste, con francotiradores, tanques y drones que mantienen una constante amenaza letal.
La violencia no es solo aérea. En Rafah, zona fronteriza con Egipto, se produjeron enfrentamientos que dejaron muertos israelíes y palestinos, en medio de acusaciones cruzadas y la compleja presencia de múltiples milicias con intereses propios, algunas incluso financiadas por Israel para debilitar a Hamás.
El bloqueo humanitario sigue siendo una tragedia silenciosa: el acuerdo preveía la entrada diaria de 600 camiones con ayuda, pero Israel redujo esa cifra a 300 y mantiene cerrado el paso de Rafah. Esto ha dejado a la población atrapada en condiciones extremas, con un 95% de Gaza inhabitable o destruida, según testimonios sobre el terreno. La escasez de medicamentos, prótesis para niños y recursos básicos como leche en polvo o respiradores agrava la situación, mientras las justificaciones israelíes apelan al supuesto "doble uso" militar de estos insumos.
Las cifras del Ministerio de Salud de Gaza son devastadoras: más de 67,000 muertos desde octubre de 2023, con una población mayoritariamente infantil pagando el precio más alto.
En el plano diplomático, Estados Unidos mantiene un apoyo firme a Israel, con declaraciones del presidente Trump enfatizando la necesidad de que Hamás "se comporte". Sin embargo, la comunidad internacional observa con creciente preocupación la ineficacia de la tregua y la ausencia de mecanismos efectivos para verificar el cumplimiento de los acuerdos.
"No les importa la tregua, siempre encuentran la manera. De todas formas, no hay nadie que compruebe y verifique si dicen la verdad", concluye Giudetti, reflejando el desencanto de quienes trabajan en el terreno.
Diversas perspectivas emergen de este drama:
- Desde el gobierno israelí, las operaciones militares se justifican como defensa ante provocaciones y amenazas, con un discurso que minimiza la tregua como una pausa temporal.
- Hamás, por su parte, rechaza las acusaciones de provocación y denuncia la continuidad del bloqueo y los ataques indiscriminados contra civiles.
- La población civil, atrapada entre ambos bandos, sufre las consecuencias más agudas, con desplazamientos masivos, pérdida de hogares y acceso limitado a ayuda humanitaria.
- La comunidad internacional se encuentra dividida entre el apoyo estratégico a Israel y la condena a la crisis humanitaria, sin lograr un consenso que permita avanzar hacia una paz duradera.
¿Qué se puede concluir a estas alturas?
La tregua en Gaza no ha sido más que un interludio sangriento. La violencia persistente, el bloqueo que estrangula a la población y la ausencia de mecanismos claros de verificación han convertido el alto al fuego en un espejismo. La tragedia humana se sigue desarrollando ante la mirada del mundo, mientras las narrativas enfrentadas y los intereses geopolíticos impiden una solución real.
Este episodio pone en evidencia la complejidad de los conflictos asimétricos y la necesidad urgente de enfoques que prioricen la protección de civiles y la reconstrucción del tejido social, más allá de las declaraciones y acuerdos formales. La paz en Gaza sigue siendo una deuda pendiente, con consecuencias que marcarán a la región y al mundo en los años venideros.
---
Fuentes consultadas: WIRED Italia, La Tercera, entrevistas a cooperantes de la ONU, reportes del Ministerio de Salud de Gaza.