
Un pulso que no cede: A casi un mes desde el anuncio de la tregua en Gaza, el grupo islamista Hamas ha dejado claro que no está dispuesto a entregar el control de la seguridad en el territorio. Mohammed Nazzal, miembro del politburó de Hamas, afirmó en Doha que el grupo rechaza el desarme y pretende mantener su presencia armada. Esta postura se mantiene firme a pesar de la presión internacional, particularmente de Estados Unidos e Israel, que exigen un desarme total como condición para la paz duradera.
La tregua y sus límites: El acuerdo de alto el fuego, respaldado por la administración Trump y otras potencias, estableció una pausa en el conflicto que ha devastado Gaza. Sin embargo, Hamas propuso un cese al fuego de hasta cinco años para reconstruir la región, condicionado a la esperanza política de un Estado palestino. Esta condición ha generado escozor en Israel, que mantiene que el desarme debe ser incondicional y que Hamas debe liberar a todos los rehenes y revelar el paradero de los cuerpos retenidos.
Perspectivas encontradas:
- Desde la óptica de Hamas, la presencia armada es un acto de defensa y soberanía frente a una ocupación que consideran ilegítima. Nazzal defendió las acciones represivas del grupo durante el conflicto, calificándolas de medidas excepcionales contra criminales.
- Israel, por su parte, sostiene que la seguridad solo será posible con un desarme completo de Hamas y el cumplimiento íntegro del plan de 20 puntos, que incluye la liberación de rehenes y el fin de actividades hostiles.
- La comunidad internacional observa con cautela, reconociendo la tregua como un alivio temporal, pero advirtiendo que sin avances en el desarme y en negociaciones políticas, la paz será efímera.
Voces ciudadanas y regionales: En Gaza, la población vive entre la esperanza y el escepticismo. Muchos valoran el cese al fuego como una oportunidad para reconstruir, pero temen que la permanencia de las armas mantenga la región en un estado de tensión permanente. En Israel, la opinión pública se divide entre quienes apoyan la negociación y quienes exigen mano dura contra Hamas.
Verdades y consecuencias: La realidad es que el desarme de Hamas no se ha concretado y parece lejano en el horizonte inmediato. La tregua, aunque vigente, es una pausa frágil en un conflicto que no ha resuelto sus causas profundas. La insistencia de Hamas en mantener su control armado revela que la seguridad y la soberanía son vistas por ellos como inseparables de sus fuerzas militares, mientras que Israel y sus aliados exigen lo contrario.
Este choque de visiones pone en evidencia que la solución al conflicto pasa por un diálogo político complejo, donde las demandas de seguridad, justicia y reconocimiento estatal se entrelazan con heridas históricas abiertas. Por ahora, Gaza vive un respiro tenso, con la sombra de la guerra aún presente y un futuro político que sigue sin definirse.