La ayuda humanitaria en Gaza: entre aperturas limitadas y cierres estratégicos

La ayuda humanitaria en Gaza: entre aperturas limitadas y cierres estratégicos
Internacional
Medio Oriente
2025-11-13
Fuentes
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- Apertura parcial de cruces fronterizos por parte de Israel para ayuda humanitaria.

- Persistente cierre del cruce de Rafah, vital para la conexión con Egipto.

- Tensiones y críticas internacionales sobre la insuficiencia y distribución de la ayuda.

En un escenario marcado por la tragedia y la desesperanza, la situación humanitaria en Gaza ha vivido un desarrollo contradictorio y lleno de tensiones.

Desde mediados de octubre de 2025, Israel ha reabierto parcialmente algunos cruces fronterizos para permitir la entrada de ayuda humanitaria a Gaza, específicamente Kerem Shalom y Kissufim, mientras mantiene cerrado el cruce de Rafah, que conecta con Egipto. Esta decisión, tomada bajo directivas políticas israelíes, ha generado una serie de reacciones y ha profundizado las dificultades para la población de Gaza, ya castigada por años de conflicto y bloqueo.

La apertura limitada de estos puntos ha permitido el ingreso de camiones con provisiones, pero la cantidad y distribución de la ayuda sigue siendo insuficiente para atender las necesidades de los 2,1 millones de habitantes del enclave. Según Naciones Unidas, solo se han podido establecer cinco puntos de distribución en Gaza, cuando se requieren al menos 145 para cubrir la demanda básica.

"Lo que necesitamos es un acceso regular, varios cruces abiertos, caminos seguros y el compromiso de que la ayuda será facilitada en el terreno, sin obstrucciones", señaló Eber Etefa, portavoz del Programa Mundial de Alimentos, desde Ginebra. Esta declaración refleja la urgencia y frustración de las organizaciones humanitarias que enfrentan obstáculos logísticos y políticos.

El cierre del cruce de Rafah, por donde tradicionalmente se ha canalizado gran parte de la ayuda y el tránsito de personas hacia y desde Gaza, es especialmente sensible. Israel ha justificado esta medida como respuesta a ataques de Hamás y como parte de un control político-militar más amplio. Sin embargo, la ONU y otros actores internacionales han denunciado que esta decisión agrava la crisis humanitaria y dificulta la recuperación de la región.

Jens Laerke, portavoz de la Oficina de Coordinación Humanitaria de la ONU, afirmó que "los cruces están cerrados porque Israel no los abre". Esta afirmación pone en evidencia la tensión entre las necesidades humanitarias y las decisiones estratégicas del Estado israelí.

Desde la perspectiva israelí, el control estricto sobre los accesos a Gaza responde a preocupaciones de seguridad y a la necesidad de evitar que recursos puedan ser desviados hacia grupos armados. Desde el lado palestino y de la comunidad internacional, esta política es vista como un bloqueo que perpetúa el sufrimiento y limita cualquier posibilidad de reconstrucción y estabilidad.

En el terreno, la población de Gaza enfrenta las consecuencias más duras. La hambruna, el acceso limitado a medicinas y la destrucción de infraestructuras básicas se combinan para crear una crisis humanitaria de proporciones dramáticas. Familias enteras luchan por sobrevivir en condiciones precarias, mientras la ayuda que llega es insuficiente y su distribución desigual.

Este conflicto entre aperturas parciales y cierres estratégicos no solo refleja un choque de intereses políticos y militares, sino también un dilema ético y humanitario que sigue sin resolverse.

Verdades y consecuencias

La reapertura selectiva de cruces ha sido un gesto limitado que no ha logrado aliviar significativamente la crisis humanitaria en Gaza. La persistencia del cierre del cruce de Rafah simboliza la complejidad del conflicto, donde las decisiones políticas impactan directamente en la vida cotidiana de millones.

La ONU y las organizaciones humanitarias enfrentan un desafío monumental para garantizar que la ayuda llegue a quienes más la necesitan, en un contexto donde la seguridad y la política condicionan cada movimiento.

Mientras tanto, la población de Gaza permanece atrapada en una espera angustiosa, entre la esperanza de un alivio que no termina de llegar y la realidad de un bloqueo que se extiende, alimentando la tragedia y la incertidumbre que marcan la vida en la franja.

Este escenario invita a reflexionar sobre la necesidad de soluciones que trasciendan las medidas temporales y aborden las causas profundas del conflicto, para que la ayuda humanitaria no sea solo un parche, sino un paso hacia la reconstrucción y la paz.