Presupuesto 2026: El drama de la vivienda y la austeridad en servicios esenciales

Presupuesto 2026: El drama de la vivienda y la austeridad en servicios esenciales
Actualidad
Política
2025-11-13
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- Recortes y tensiones en partidas clave para vivienda y servicios públicos.

- Choque político entre oficialismo y oposición por la urgencia habitacional.

- Impacto palpable en tribunales y organismos que sustentan el Estado de Derecho.

Un conflicto de recursos y prioridades ha marcado la discusión del Presupuesto 2026, evidenciando un choque frontal entre la urgencia social y las limitaciones fiscales. A casi un mes de las elecciones presidenciales y parlamentarias, el debate ha trascendido el mero trámite legislativo para convertirse en un escenario de confrontación política y social que pone en jaque la capacidad del Estado para responder a las necesidades más básicas de la ciudadanía.

El proyecto presupuestario presentado por el Ejecutivo plantea recortes y asignaciones limitadas en áreas sensibles como vivienda, tribunales especializados y servicios públicos esenciales. Esta realidad ha generado reacciones encontradas, que van desde la crítica abierta de figuras opositoras hasta llamados a la flexibilidad por parte de sectores oficialistas.

La vivienda: un clamor que no encuentra eco

La crisis habitacional en Chile no es nueva, pero la discusión presupuestaria la ha puesto nuevamente en el centro del debate público. Según cifras oficiales y organizaciones como Techo, el déficit habitacional oscila entre 500.000 y un millón de viviendas, con cerca de 120.000 familias viviendo en campamentos o asentamientos irregulares.

Jeannette Jara, candidata presidencial de Unidad por Chile, afirmó que “me incomoda profundamente que no se destinen los recursos necesarios para vivienda” y criticó los recortes a subsidios habitacionales, señalando que “esto de acuerdo al censo en un caso y Techo por el otro” refleja un drama social que exige una respuesta estructural.

El oficialismo, representado en parte por el senador PPD Jaime Quintana, reconoce la problemática y ha instado al gobierno a ampliar la partida destinada a vivienda. Sin embargo, la tensión electoral y la negociación política han dificultado una solución clara y consensuada. Quintana advirtió que “los parlamentarios están pensando más bien en la reelección que en el bien del país”, un señalamiento que desnuda la complejidad del escenario político.

Servicios esenciales y tribunales: austeridad que pone en riesgo la operatividad

El ajuste presupuestario también ha afectado a entes fundamentales para el funcionamiento del Estado de Derecho. El Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC) ha visto caer su presupuesto en un 1,5%, manteniendo un déficit que su presidente Nicolás Rojas calificó como “muy precario” y de mera continuidad, lo que pone en riesgo su estabilidad.

El fiscal nacional económico, Jorge Grunberg, señaló que la Fiscalí­a Nacional Económica (FNE) enfrenta un presupuesto de continuidad, con una reducción real del 11% desde 2018, a pesar de haber incrementado sus funciones y eficacia en ámbitos como mercados digitales y laborales.

Otros organismos, como los Tribunales Ambientales, el Consejo de Defensa del Estado y la Unidad de Análisis Financiero, también han sufrido bajas presupuestarias que podrían afectar su capacidad de respuesta y gestión.

Voces enfrentadas, consecuencias claras

El debate ha evidenciado posturas divergentes que no buscan diluirse en un consenso artificial. Por un lado, la oposición y sectores sociales exigen mayores recursos y políticas públicas que atiendan la emergencia habitacional y refuercen la institucionalidad. Por otro, el oficialismo enfrenta la tensión de equilibrar restricciones fiscales con demandas crecientes, en un contexto electoral que añade presión y desconfianza.

“No estoy para nada de acuerdo en las reducciones que se hacen en temas de vivienda”, dijo Jara, mientras Quintana pidió “tener más flexibilidad y un sentido de realismo y necesidad”.

Constataciones finales

Lo que queda claro tras el análisis detenido y la verificación de fuentes es que el Presupuesto 2026 refleja una encrucijada profunda: un Estado que debe operar con recursos ajustados frente a demandas sociales y estructurales que reclaman inversiones significativas.

El drama habitacional, con su impacto en la calidad de vida y la cohesión social, no puede ser relegado a un segundo plano sin consecuencias graves. De igual forma, la austeridad en tribunales y servicios esenciales amenaza la eficacia y legitimidad de las instituciones públicas, con efectos a mediano y largo plazo.

Este escenario exige no sólo ajustes técnicos o políticos, sino una reflexión colectiva sobre las prioridades nacionales y el modelo de desarrollo que Chile desea construir. La tensión actual es apenas la manifestación visible de una disputa más profunda que involucra justicia social, gobernabilidad y la capacidad del Estado para cumplir su rol fundamental.

En definitiva, la discusión del Presupuesto 2026 no es sólo una batalla por números, sino una pugna por el futuro del país y la dignidad de sus habitantes.