
Un proyecto que cambió de cielo
En noviembre de 2025, el consorcio del Telescopio de Treinta Metros (TMT) inició negociaciones con el Gobierno de España para instalar esta infraestructura astronómica puntera en la isla de La Palma, Canarias. Esta decisión responde a un giro inesperado: el proyecto original en Mauna Kea, Hawái, está paralizado por la oposición de los pueblos nativos hawaianos, que consideran sagrada la montaña donde se planeaba construir el observatorio.
El Gobierno español ofreció 400 millones de euros para la construcción en La Palma, junto con todos los permisos necesarios vigentes hasta septiembre de 2026. Esta oferta ha sido calificada por el board del TMT como una “oportunidad” para salvar un proyecto que estaba en la cuerda floja tras la cancelación de la financiación estadounidense bajo la administración Trump.
Perspectivas en disputa
Desde Hawái, los defensores del lugar argumentan que el TMT es un avance científico crucial y lamentan la paralización causada por protestas y batallas legales. Sin embargo, la comunidad indígena hawaiana mantiene una firme oposición, denunciando la imposición cultural y la destrucción de un espacio sagrado.
En contraste, en España el proyecto cuenta con apoyo institucional unánime, desde el gobierno central hasta las autoridades locales, que ven en el TMT una oportunidad para posicionar a Canarias como el principal polo astronómico del hemisferio norte.
Valentín Martínez-Pillet, director del Instituto de Astrofísica de Canarias, señala que “la llegada del TMT duplicaría la contribución de la astronomía al PIB regional y aseguraría la relevancia científica y tecnológica de la isla por al menos una década”.
Impactos y consecuencias visibles
La instalación del TMT en La Palma significaría una inversión directa estimada en 400 millones de euros, la generación de más de 150 empleos especializados y un impulso económico en sectores asociados como turismo científico y educación.
Además, con el TMT, Europa y España equilibrarían la balanza global de la astronomía, hoy dominada por Chile en el hemisferio sur, y cubrirían el vacío del hemisferio norte. Esto abre la puerta a descubrimientos fundamentales, como la búsqueda de exoplanetas similares a la Tierra.
Sin embargo, la incertidumbre persiste. El proyecto requiere asegurar la financiación europea para completar el presupuesto estimado en 3.000 millones de euros y superar las barreras técnicas y sociales inherentes a su traslado.
Verdades y aprendizajes
Este episodio revela cómo la ciencia de frontera no está exenta de tensiones culturales, políticas y económicas. La apuesta española demuestra que la perseverancia institucional puede convertir un revés en una oportunidad estratégica.
Al mismo tiempo, la resistencia hawaiana invita a reflexionar sobre el respeto a las comunidades originarias y la necesidad de integrar sus voces en proyectos de desarrollo científico.
Como concluye el historiador Petrit Baquero, “el TMT es mucho más que un telescopio; es un espejo donde se reflejan los dilemas contemporáneos entre progreso y patrimonio, entre ciencia y cultura”.
La historia del TMT sigue abierta, pero España ha puesto sobre la mesa una apuesta audaz que podría redefinir el mapa de la astronomía mundial y su relación con las comunidades y territorios que la albergan.
2025-10-27
2025-10-16