Fiebre de Baile enfrenta su capítulo final: entre escándalos personales y la tensión en la pista

Fiebre de Baile enfrenta su capítulo final: entre escándalos personales y la tensión en la pista
Actualidad
Sociedad
2025-11-13
Fuentes
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- Conflictos y polémicas personales entre participantes, incluyendo denuncias y deudas públicas.

- Choques y tensiones abiertas entre jueces y concursantes en vivo.

- Un fenómeno televisivo que revela las grietas detrás del espectáculo, más allá de la danza y el entretenimiento.

El regreso de "Fiebre de Baile" a Chilevisión en octubre de 2025 prometía un espectáculo de talento y competencia, pero lo que terminó marcando la temporada fue la mezcla explosiva entre el brillo en la pista y las sombras fuera de ella.

Desde sus inicios, el programa convocó a un elenco diverso que incluía desde figuras públicas consolidadas hasta exponentes del espectáculo y el deporte. Entre ellos, destacan nombres como Nicole "Luli" Moreno, Esteban Paredes y Kike Acuña, quienes no solo aportaron ritmo, sino también historias personales que se filtraron y tensionaron la narrativa del estelar.

Nicole Moreno, conocida como "Luli", vivió un episodio judicial que trascendió la pantalla. La modelo y fisicoculturista estuvo al borde de una orden de arresto por una causa relacionada con un accidente de tránsito, pero la Corte de Apelaciones anuló dicha orden al constatar que no fue notificada adecuadamente. Moreno justificó su ausencia en la audiencia por estar grabando el programa, lo que abrió un debate sobre la intersección entre la justicia y la exposición mediática. "La medida adoptada fue ilegal, desproporcionada y arbitraria", sentenció el tribunal, dando un respiro a la figura pública.

Por otro lado, la participación de Kike Acuña, exfutbolista y también concursante, estuvo marcada por acusaciones públicas de no pago de pensiones alimenticias. Estas denuncias, respaldadas por exparejas, pusieron en jaque su imagen y generaron un debate sobre la responsabilidad social y mediática de los personajes públicos. Finalmente, Acuña fue el último eliminado del programa, dejando una mezcla de simpatías y críticas.

En la pista, la tensión no se limitó a los participantes. El jurado, compuesto por Raquel Argandoña, Vasco Moulian, Edymar Acevedo y Power Peralta, protagonizó enfrentamientos abiertos con los concursantes. El choque más visible fue entre Raquel Argandoña y Faloon Larraguibel, quien fue reprendida por "ser demasiado protagonista" en su baile. Faloon respondió con molestia, evidenciando el choque generacional y de estilos dentro del programa.

Además, la discusión entre Vasco Moulian y Michelle Carvalho por la asistencia a ensayos mostró la fragilidad y el estrés que genera la competencia, poniendo en evidencia la presión detrás del espectáculo.

En paralelo, el programa se convirtió en escenario de humor y polémica con la parodia de José Miguel Viñuela como "José Antonio Nepe", imitación del periodista José Antonio Neme. Esta aparición generó opiniones divididas: mientras algunos celebraron la caricatura, otros la criticaron por supuestos estereotipos. Viñuela aclaró que la parodia contaba con el consentimiento de Neme, quien respondió con ironía y un mensaje jocoso sobre "sacar cuentas" por el uso de su imagen.

En términos de audiencia, "Fiebre de Baile" logró liderar el rating en su regreso, con picos que superaron los 800 mil espectadores, demostrando que, pese a las controversias, el público mantiene interés en la competencia y el espectáculo en vivo.

Este fenómeno televisivo es un espejo de la sociedad chilena contemporánea: una mezcla de brillo y conflicto, donde la exposición pública de figuras mediáticas se entrelaza con sus vidas personales y las expectativas sociales.

Las voces se dividen. Algunos defienden el programa como un espacio legítimo de entretenimiento y superación personal, mientras otros cuestionan el espacio que se le da a personajes con antecedentes polémicos y la manera en que se manejan los conflictos al aire.

En definitiva, "Fiebre de Baile" no solo fue una competencia de danza, sino un escenario de tensiones humanas, sociales y mediáticas que dejaron consecuencias visibles en la percepción pública y en la carrera de sus participantes. Más allá del espectáculo, este capítulo final invita a reflexionar sobre los límites entre la fama, la responsabilidad y el juicio público en la era digital y televisiva chilena.