
El pulso entre el Sindicato de Pilotos de Latam (SPL) y la empresa aérea se tomó los cielos chilenos durante dos días, dejando a miles de pasajeros en tierra y a la industria en un estado de incertidumbre visible.
El miércoles 12 de noviembre de 2025, comenzó la huelga con un respaldo del 97% del SPL, rechazando una oferta que, según los pilotos, no recuperaba las condiciones laborales anteriores a 2020. La movilización se extendió hasta el jueves y tuvo como consecuencia la cancelación y reprogramación masiva de vuelos, afectando tanto a pasajeros nacionales como internacionales.
Desde la empresa, se informó que los pasajeros afectados serían contactados por correo electrónico y se recomendó revisar el estado de los vuelos a través de la aplicación oficial. Sin embargo, en redes sociales, los usuarios expresaron frustración por la falta de respuestas claras, soluciones y apoyo logístico durante las largas esperas. “Ya tuve que comprar otro pasaje carísimo en otra aerolínea y no responden a ningún medio”, denunció un pasajero en Instagram, reflejando un sentimiento generalizado.
El Sindicato de Pilotos argumentó que la huelga era necesaria para “recuperar las condiciones previas a 2020, tal como ya ocurrió con otros estamentos dentro de la compañía”. Esta postura se enmarca en un contexto donde la pandemia de COVID-19 modificó profundamente la industria aérea, afectando salarios, jornadas laborales y estabilidad para los trabajadores.
Por otro lado, la empresa Latam defendió la oferta presentada como un intento equilibrado ante un mercado aún volátil y con presiones económicas significativas. Fuentes internas señalaron que una concesión mayor podría poner en riesgo la recuperación financiera postpandemia, afectando la continuidad operativa y la competitividad.
El Aeropuerto de Santiago no registró aglomeraciones inusuales, pero la cancelación de vuelos generó un efecto dominó en conexiones nacionales e internacionales, con pasajeros enfrentando esperas prolongadas, costos adicionales en alojamiento y alimentación, y un vacío en la comunicación oficial.
Desde el punto de vista social, esta huelga puso en evidencia la tensión entre derechos laborales y el derecho a la movilidad de la ciudadanía. Organizaciones de consumidores y expertos en transporte aéreo han señalado la necesidad de protocolos más claros y mecanismos de compensación efectivos para evitar que los pasajeros queden en el limbo en futuras movilizaciones.
La huelga concluyó el viernes 14 de noviembre con el restablecimiento gradual de los vuelos. Sin embargo, la confrontación dejó en evidencia que la industria aérea chilena aún arrastra heridas abiertas de la crisis sanitaria y económica. La negociación entre Latam y sus pilotos es solo un capítulo en una historia más amplia de reajustes laborales y desafíos estructurales.
El episodio invita a reflexionar sobre cómo equilibrar la justicia laboral con la estabilidad de servicios esenciales, y sobre la necesidad de fortalecer canales de comunicación y protección para los usuarios en contextos de conflicto. La tragedia de los pasajeros varados, la firmeza sindical y las restricciones empresariales componen un drama que, lejos de resolverse con rapidez, exige atención profunda y soluciones integrales para evitar futuras crisis.
Fuentes: La Tercera, Cooperativa.cl, testimonios de pasajeros en redes sociales.