Jeannette Jara: Entre la Lealtad Partidaria y el Desafío de la Amplitud Presidencial

Jeannette Jara: Entre la Lealtad Partidaria y el Desafío de la Amplitud Presidencial
2025-07-09

- Tras su victoria en primarias, la candidatura de Jara se vio definida por la tensión entre su militancia comunista y la necesidad de unificar al oficialismo.

- La oposición articuló una ofensiva centrada en el "fantasma del comunismo", cuestionando sus propuestas económicas y su identidad política.

- El debate sobre suspender su militancia reveló las estrategias y divisiones internas, forzando a la candidata a definir su rol como líder de una coalición diversa.

A más de un mes de su contundente triunfo en las primarias del oficialismo, la candidatura presidencial de Jeannette Jara ha transitado desde la euforia inicial hacia un complejo escenario de redefinición estratégica. La victoria, que reconfiguró el mapa de poder en la centroizquierda, dio paso a un intenso debate público y privado que ha puesto a prueba la cohesión de la alianza de gobierno y ha obligado a la abanderada a navegar la delgada línea entre su identidad política histórica y la necesidad de construir una mayoría electoral transversal.

El Dilema de la Unidad y la Amplitud

El primer desafío para Jara fue interno: alinear a una coalición diversa tras su sorpresiva nominación. Mientras figuras como el excandidato Jaime Mulet (FRVS) hacían un llamado explícito a Carolina Tohá (PPD) a "ponerse a disposición" de la campaña, el silencio inicial de algunos sectores del Socialismo Democrático evidenciaba una reacomodación de fuerzas que requería gestos políticos.

Fue en este contexto que emergió con fuerza la idea de que Jara suspendiera simbólicamente su militancia en el Partido Comunista (PC). La propuesta, defendida por algunos como una señal de "amplitud" para convocar al electorado de centro y disipar temores, recordaba el gesto de Patricio Aylwin en 1989. Sin embargo, la discusión se volvió un arma de doble filo. Figuras del propio PC, como Daniel Jadue, se adelantaron al anuncio oficial, generando críticas por "mansplaining" y tensiones innecesarias.

La oposición no tardó en reaccionar. La bancada de Renovación Nacional (RN) recurrió al Servicio Electoral (Servel), calificando la potencial suspensión como una "farsa" y un "engaño a los electores". Para la derecha, la maniobra buscaba ocultar la verdadera naturaleza de su proyecto. "Jara es y será comunista antes y después de las elecciones", sentenció la diputada Carla Morales, encapsulando la que sería la principal línea de ataque de la oposición.

El Fantasma del Comunismo y la Batalla de las Ideas

Paralelamente, la ofensiva opositora se desplegó en el frente programático. El economista Tomás Rau, del Instituto de Economía de la UC, encendió las alarmas en el mundo empresarial al calificar la propuesta económica de Jara como "del antiguo comunismo reflotado en tiempos modernos". Sus críticas se centraron en la propuesta de un "salario vital" de $750.000 y un eventual desmantelamiento del sistema de AFP, medidas que, según Rau, tendrían un impacto negativo e innegable en el empleo y reflejaban "políticas fracasadas".

Esta narrativa del "fantasma del comunismo" se convirtió en el eje central del discurso de sus adversarios. Sin embargo, dentro del oficialismo, la arremetida generó un efecto de cohesión. La presidenta del Partido Socialista, Paulina Vodanovic, salió en defensa de la candidata, cuestionando el doble estándar de la crítica: "Me preocupa que se haga énfasis en su condición de comunista y no respecto a golpistas como Kaiser y Kast", declaró, buscando reorientar el debate hacia los extremos de la derecha.

El financiamiento de la campaña de primarias también ofreció una lectura interesante. Con $13,2 millones en aportes, la recaudación de Jara fue significativamente menor a la de sus contendores Gonzalo Winter ($105 millones) y Carolina Tohá ($46,6 millones), y provino mayoritariamente de figuras de bajo perfil público, evidenciando una campaña más anclada en la militancia de base que en las grandes redes de poder político o empresarial.

Estado Actual: Identidad Reafirmada, Desafío Vigente

Tras semanas de deliberación, la propia Jeannette Jara zanjó el debate: no suspendería su militancia. La decisión, aunque arriesgada para algunos, fue interpretada como una reafirmación de su identidad y una apuesta por la autenticidad. El episodio, sin embargo, resultó decidor. Forzó a la candidata y a su círculo de confianza —un equipo que combina asesores históricos como Marcos Barraza, la cúpula del PC liderada por Bárbara Figueroa, y consejeros externos— a calibrar su estrategia.

Hoy, la candidatura de Jara ha superado su primera prueba de fuego. El oficialismo parece haber cerrado filas, entendiendo que la unidad es la única vía para enfrentar una elección que se anticipa polarizada. La discusión sobre su militancia, aunque cerrada en lo formal, dejó al descubierto el principal desafío que enfrentará en los próximos meses: convencer a una mayoría ciudadana de que su proyecto, con una identidad de izquierda clara y sin complejos, es la mejor alternativa para gobernar un país que demanda tanto cambios profundos como estabilidad y certidumbre.

La historia presenta una narrativa política compleja y en plena evolución, con consecuencias visibles en el debate público y en las alianzas partidistas. Permite un análisis profundo sobre la construcción de una candidatura presidencial, las tensiones ideológicas dentro de una coalición de gobierno y la reacción de las fuerzas de oposición. La disponibilidad de múltiples fuentes y perspectivas ofrece una oportunidad única para examinar la reconfiguración del poder, la influencia de las narrativas mediáticas y los desafíos estratégicos que enfrenta un proyecto político, proporcionando un caso de estudio sobre la dinámica electoral contemporánea.