
Un choque de trenes en la derecha chilena se ha ido consolidando en las últimas semanas, evidenciando una fractura que va más allá de simples diferencias electorales. Dos candidatos al Senado inscritos bajo la coalición ChileVamos han declarado públicamente que no apoyarán a Evelyn Matthei, la carta presidencial oficialista, y en cambio han optado por respaldar a Johannes Kaiser, postulante del Partido Nacional Libertario. Este fenómeno no solo pone en jaque la unidad del bloque, sino que abre una ventana para analizar las tensiones internas que atraviesan a la derecha chilena en este ciclo electoral.
Giovanni Calderón, exdiputado y ahora candidato al Senado por Atacama, confirmó que su voto presidencial es para Kaiser, y no para Matthei. Calderón, quien renunció a la UDI hace más de un año, justificó su decisión en diferencias profundas con Matthei, especialmente tras la aprobación de la reforma previsional. Su postura ha generado ruido dentro de ChileVamos, aunque asegura que la coalición ha respetado su autonomía, dado que su candidatura fue instrumental para evitar el doblaje electoral. Calderón sostiene que la libertad de elegir a su candidato presidencial es un derecho que ha ejercido sin recibir sanciones ni aportes económicos de los partidos de la alianza.
Por otro lado, María Paz Santelices, candidata al Senado por Valparaíso y sobrina nieta del dictador Augusto Pinochet, también ha expresado su apoyo a Kaiser. Santelices, inscrita en el cupo UDI, ha cuestionado la capacidad de Matthei para conectar con las demandas ciudadanas, particularmente en materia de delincuencia y empleo. Según ella, la derecha necesita "coherencia y claridad, propuestas más tajantes, firmes y valientes" para enfrentar el crecimiento del comunismo, y en Kaiser encuentra ese perfil.
"Lo que las personas quieren es coherencia y claridad, propuestas más tajantes, firmes y valientes a la hora de enfrentar el crecimiento del comunismo", afirmó Santelices. Además, reivindicó con orgullo su vínculo familiar con Pinochet, destacando los logros económicos y de seguridad del régimen, aunque evitó profundizar en las violaciones a los derechos humanos cometidas en ese período, argumentando que no puede opinar sobre hechos anteriores a su nacimiento.
Esta división no solo refleja un choque de estilos y discursos dentro de la derecha, sino que también pone sobre la mesa una disputa por la representación simbólica y política del sector. Mientras Matthei ha construido su carrera como una figura pragmática y con experiencia en cargos públicos, Kaiser y sus seguidores apuestan por un discurso más radical y confrontacional, que resuena con un electorado que demanda respuestas más duras frente a la inseguridad y la economía.
Desde la mirada de la coalición oficialista, esta fractura es un desafío que podría debilitar su capacidad de consolidar votos en la primera vuelta presidencial y en las elecciones parlamentarias. Sin embargo, la respuesta institucional ha sido hasta ahora de respeto a las decisiones individuales, sin medidas disciplinarias que puedan profundizar la crisis.
En contraste, voces críticas desde la izquierda y el centro advierten que el apoyo a Kaiser implica un salto hacia posiciones que podrían tensionar aún más la convivencia democrática y abrir brechas difíciles de cerrar en el futuro político del país.
La fractura en ChileVamos es un reflejo de la complejidad política chilena actual, donde las alianzas tradicionales se resquebrajan ante la emergencia de nuevos actores y discursos. La disputa entre Matthei y Kaiser no solo es una batalla electoral, sino un choque de visiones sobre el futuro de la derecha y, en extensión, del país.
Conclusiones y consecuencias visibles
Este fenómeno confirma que la derecha chilena enfrenta un momento de redefinición, donde la unidad ya no es un axioma y la pluralidad interna se expresa en rupturas públicas. La presencia de figuras como Santelices, que reivindican abiertamente el legado pinochetista sin abordar su lado oscuro, añade una dimensión simbólica a esta disputa, que interpela la memoria histórica y el debate sobre derechos humanos.
A la vez, el respaldo a Kaiser por parte de sectores que tradicionalmente estarían alineados con Matthei indica que las demandas ciudadanas por seguridad y empleo están reconfigurando el mapa político, empujando a la derecha hacia discursos más duros y polarizantes.
Este cuadro abre interrogantes sobre la capacidad de ChileVamos para recomponerse de cara a las elecciones, y sobre cómo estas tensiones internas influirán en la gobernabilidad y el diálogo político post electoral.
En definitiva, la historia que parecía clara con una candidatura oficialista fuerte, se ha convertido en un escenario de disputas internas que reflejan las complejidades y contradicciones de la política chilena contemporánea.
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Fuentes: Cambio21 (6 de noviembre de 2025), análisis de declaraciones públicas de Giovanni Calderón y María Paz Santelices.