
El 6 de octubre de 2025, el emblemático espacio Tiny Desk de NPR en Washington D.C. se tiñó de humor chileno y crítica social con la presentación de 31 Minutos, la icónica serie de televisión infantil convertida en banda musical. En solo semanas, el video acumuló más de 8,9 millones de visualizaciones en YouTube, superando a artistas internacionales de renombre y consolidando un hito cultural para Chile y Latinoamérica.
Detrás de este éxito está la joven productora Anamaria Sayre, encargada de la programación latina de NPR, quien descubrió por casualidad un correo electrónico olvidado de 31 Minutos mientras planificaba el Mes de la Herencia Hispana en Tiny Desk. "Vi este email y me pareció interesante: un puppet show. Yo sabía que 31 Minutos era importante, pero no imaginé el impacto que tendría", relata desde Washington.
Sayre, reconocida por Forbes como una de las 30 personas más influyentes menores de 30 años, había impulsado el año anterior el éxito de Ca7riel & Paco Amoroso en el mismo espacio, pero buscaba algo distinto: 'No quería encontrar al Ca7riel & Paco Amoroso de Chile, quería algo propio'. Y lo encontró en 31 Minutos, un proyecto que mezcla humor, música y crítica social con una frescura única.
Montar un espectáculo con títeres en el pequeño escritorio de NPR no fue tarea sencilla. El equipo chileno, liderado por Álvaro Díaz y Pedro Peirano, ensayó durante un mes en Santiago para replicar las condiciones del estudio estadounidense. "Hubo momentos en que pensé: ‘¿esto de verdad vale la pena?’ Pero la actitud fue siempre ‘vamos a lograrlo’", recuerda Sayre.
Las reglas del formato se adaptaron para permitir la presencia de múltiples títeres y músicos, rompiendo precedentes y demostrando la flexibilidad de la plataforma para acoger propuestas artísticas innovadoras.
Un elemento clave del show fue su aguda referencia a la realidad migratoria estadounidense bajo la administración Trump. Tulio Triviño y Juan Carlos Bodoque hicieron guiños irónicos a la expiración de visas y centros de detención, un riesgo real para cualquier artista latino que cruza la frontera. "Nosotros somos periodistas, pero aquí es una plataforma de arte donde el artista puede contar cualquier historia", explica Sayre.
Este humor crítico resonó especialmente en la comunidad latina de Estados Unidos, que enfrenta tensiones políticas y sociales crecientes, y contribuyó a que el concierto fuera más que un simple espectáculo musical.
En Santiago, Jani Dueñas, la voz de Patana, expresó su asombro y alegría ante el fenómeno: "Estoy súper impresionada por todos los mensajes que han llegado. Me hace muy feliz ser parte de un arte que entrega felicidad en este mundo tan complejo". Su emoción refleja el sentimiento compartido por el equipo y los fanáticos, que vieron cómo un proyecto nacido hace más de dos décadas alcanzó una nueva dimensión internacional.
Este episodio no solo pone en evidencia la capacidad creativa chilena para dialogar con audiencias globales, sino que también muestra cómo plataformas como Tiny Desk pueden funcionar como puentes culturales, ampliando la diversidad de voces en espacios tradicionalmente anglófonos.
Sin embargo, también expone las dificultades y riesgos que enfrentan los artistas latinoamericanos en contextos políticos adversos, especialmente en temas migratorios. La experiencia de 31 Minutos invita a reflexionar sobre la importancia de mantener espacios abiertos para la expresión artística que combine entretenimiento con crítica social.
En definitiva, el éxito de 31 Minutos en Tiny Desk es un triunfo que trasciende la música y el humor: es un testimonio de resistencia cultural, innovación y diálogo intercultural en tiempos de fragmentación y polarización.