América Latina y Caribe frente a la COP30: ¿unidad o fragmentación histórica?

América Latina y Caribe frente a la COP30: ¿unidad o fragmentación histórica?
Actualidad
Medioambiente
2025-11-13
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- Fragmentación histórica en negociaciones climáticas regionales.

- Intentos recientes de unidad liderados por México y Brasil.

- Desafíos estructurales y políticos que condicionan un frente común.

América Latina y el Caribe se enfrentan a la COP30 con una mezcla compleja de esperanza y desencuentro. Tras más de 30 años de participación activa, la región vuelve a ser sede de la conferencia climática de Naciones Unidas, esta vez en Belém, Brasil, con la expectativa de mostrar un frente más unido que en ocasiones anteriores. Sin embargo, la realidad es que la región sigue marcada por una profunda fragmentación política y estratégica, que condiciona su capacidad para influir de manera contundente en el escenario global.

Desde la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro en 1992, América Latina ha sido protagonista en la diplomacia climática, con hitos como la presidencia peruana en la COP20 y la participación destacada en el Acuerdo de París en 2015. Sin embargo, esta historia también está marcada por la dificultad para consolidar consensos regionales. “No se puede hablar de la región en temas de cambio climático como un bloque homogéneo”, señala Jimena Nieto Carrasco, exdelegada colombiana en París 2015, recordando las diferencias entre gigantes como Brasil y pequeños estados insulares.

El entramado de grupos y alianzas dentro de la región refleja esa diversidad: AILAC, Grupo SUR, BASIC, ALBA, AOSIS, entre otros, forman un mosaico de intereses y prioridades muchas veces contradictorias. Mientras algunos países apuestan por la transición energética y la protección de bosques, otros mantienen posturas más conservadoras o buscan preservar sectores económicos tradicionales.

En las últimas semanas, un encuentro en México reunió a representantes de 22 países latinoamericanos para fortalecer la cooperación regional y generar un documento de posición común de cara a la COP30. La declaración resultante enfatiza la urgencia de acelerar la acción climática, priorizar la adaptación y aumentar el financiamiento, con especial atención a la protección de bosques y la salida de los combustibles fósiles.

“Fue una sorpresa positiva. Se generó un ambiente diferente de cooperación en la región”, destaca Alejandra López Carbajal, directora de Diplomacia Climática en Transforma. Sin embargo, reconoce que la unidad aún es frágil y que la heterogeneidad seguirá marcando el debate.

Desde Brasil, la presidencia de la COP30 busca capitalizar esta oportunidad para impulsar iniciativas como el Fondo Bosques Tropicales para Siempre (TFFF), que apunta a proteger uno de los mayores sumideros de carbono del planeta. Manuel Pulgar Vidal, exministro peruano y líder en WWF, sostiene que el éxito de esta COP dependerá de la capacidad para enfocarse en la implementación y demostrar que la economía puede avanzar hacia la sostenibilidad incluso cuando la voluntad política es limitada.

La región enfrenta además tensiones globales que complican el multilateralismo, como la competencia entre grandes potencias y la crisis energética mundial. Estas presiones aumentan la dificultad para que América Latina y el Caribe articulen una voz coherente y fuerte.

Por último, las voces ciudadanas y de la sociedad civil regional muestran una visión crítica y plural. Mientras algunos sectores celebran el liderazgo regional en la lucha climática, otros advierten sobre la desigualdad en la distribución de recursos y la necesidad de integrar a comunidades indígenas y rurales en las soluciones.

Verdades y consecuencias:

- América Latina y el Caribe son una región clave para la acción climática global, por su vulnerabilidad y sus recursos naturales, pero su fragmentación política limita su influencia.

- Los esfuerzos recientes por construir un frente común son alentadores, aunque todavía insuficientes para superar las diferencias históricas.

- La COP30 será una prueba de fuego para el multilateralismo regional y la capacidad de traducir compromisos en acciones concretas.

- La integración de múltiples voces y la atención a las desigualdades internas serán determinantes para un liderazgo regional legítimo y efectivo.

En definitiva, la región se encuentra en un coliseo donde actores diversos pugnan por definir no solo su papel en la COP30, sino también el rumbo de su futuro ambiental y socioeconómico, con la mirada atenta del mundo y de sus propios ciudadanos.