
Un escenario de tensiones y esperanzas se ha instalado en los mercados financieros durante las últimas semanas, y Chile no ha quedado al margen. Mientras Wall Street intenta levantarse de una caída que parecía imparable, la bolsa chilena, representada por el índice IPSA, se debate en una de sus peores rachas desde 2012.
Desde finales de septiembre hasta principios de octubre de 2025, el IPSA acumuló más de diez sesiones consecutivas con pérdidas, una secuencia que no se veía en más de siete años. Esta caída sostenida ha generado preocupación entre analistas y actores del mercado, que advierten sobre la fragilidad de la confianza local en medio de un contexto internacional marcado por incertidumbres políticas y económicas.
En Estados Unidos, Wall Street ha mostrado un comportamiento mixto. El S&P 500, el Dow Jones y el Nasdaq registraron leves subidas en la apertura del 8 de octubre, tras jornadas de pérdidas y preocupación por un posible cierre del gobierno federal. La amenaza de un shutdown, junto con la tensión política interna, ha mantenido a los inversionistas en modo de espera, aunque la resiliencia del mercado se ha hecho notar.
En contraste, el IPSA se ha visto presionado a la baja, con acciones emblemáticas como Cencosud y Copec arrastrando la caída, mientras Latam ha intentado aportar algo de soporte con leves ganancias. De prolongarse esta tendencia, la bolsa chilena podría enfrentar su peor racha desde 2012, un dato que no pasa desapercibido para los expertos.
La demanda por activos considerados refugio ha sido una constante. El oro, en particular, ha alcanzado niveles históricos, superando la barrera de los US$ 4.000 la onza, un aumento de más del 50% en lo que va del año. Richard Hunter, head de mercados de Interactive Investor, señala que "los inversionistas se están protegiendo contra las múltiples preocupaciones políticas, la inflación persistente y la volatilidad general del mercado".
Esta búsqueda de seguridad también se refleja en la fortaleza de los bonos soberanos en Europa y Estados Unidos, así como en un índice del dólar global que alcanzó máximos no vistos desde agosto.
Desde el ámbito local, algunos analistas advierten que la prolongada caída del IPSA refleja no solo factores externos, sino también desafíos internos, como la incertidumbre política y la percepción sobre la gestión económica del país. Un economista consultado por este medio señala: "La confianza no solo se construye con cifras macroeconómicas, sino con señales claras de estabilidad y gobernabilidad".
En el plano internacional, la cautela domina. Jacob Falkencrone, estratega en Saxo Bank, afirma que "los cierres de gobierno en EE.UU. suelen ser episodios de ruido temporal más que señales duraderas, pero la falta de datos económicos puede complicar la toma de decisiones para la Reserva Federal y los inversionistas".
La combinación de una bolsa local en caída y mercados globales volátiles evidencia la interconexión de las economías y la sensibilidad ante eventos políticos y económicos. Para Chile, la lección está en la necesidad de fortalecer la confianza del mercado interno y diversificar las fuentes de estabilidad, más allá de los vaivenes externos.
Asimismo, la elevada demanda por activos refugio subraya una realidad: en tiempos de incertidumbre, la racionalidad financiera se mezcla con la psicología del miedo y la búsqueda de seguridad.
En definitiva, el desafío para los inversionistas y autoridades chilenas es navegar esta tormenta con una visión a largo plazo, aprendiendo a gestionar la incertidumbre sin sucumbir al ruido inmediato. Como bien señala un experto local, "la clave está en planificar y no en predecir, porque el futuro siempre guarda sorpresas".