
El 8 de noviembre de 2025, en la ceremonia de asunción del nuevo presidente de Bolivia, Rodrigo Paz, quedó en evidencia una escena que, más que un simple gesto protocolar, reveló las profundas tensiones entre dos líderes sudamericanos: el chileno Gabriel Boric y el argentino Javier Milei. Mientras Milei saludaba de pie y con efusividad a los presentes, Boric permaneció sentado, limitándose a un breve apretón de manos. Este acto, captado por las cámaras y viralizado en medios regionales, se transformó en un símbolo tangible de la distancia política y personal que caracteriza la relación entre ambos mandatarios.
Desde entonces, el episodio ha sido objeto de análisis y debate en Chile y Argentina. En Chile, la candidata oficialista Jeannette Jara expresó públicamente que ella habría saludado de pie, buscando marcar una diferencia de estilo con Boric. Por su parte, sectores de oposición criticaron duramente la actitud del presidente chileno, mientras que la vocera del gobierno defendió el gesto como algo menor y enfatizó que lo central era el saludo en sí, minimizando el impacto del protocolo.
Pero más allá del gesto, este saludo frío desnuda un problema mayor: la incapacidad de ambos líderes para separar sus diferencias personales de la conducción diplomática y las relaciones bilaterales. La relación entre Boric y Milei ha sido tensa desde el principio. No sólo no han buscado encuentros bilaterales significativos, sino que sus comunicaciones han sido mínimas y marcadas por críticas mutuas. Milei ha calificado a Boric con términos duros, mientras que el chileno ha respondido en la misma línea, alimentando un clima de desconfianza y hostilidad.
Este distanciamiento tiene consecuencias concretas. Por ejemplo, en la conmemoración de los 40 años del Tratado de Paz y Amistad entre Chile y Argentina, la ausencia del canciller argentino, a diferencia de la activa participación chilena, evidenció la fragilidad de los vínculos. Además, la falta de gestos de acercamiento en eventos multilaterales refleja un deterioro que afecta no solo la imagen de ambos gobiernos, sino también la cooperación regional en momentos de desafíos compartidos.
Desde una perspectiva política interna, el episodio ha sido instrumentalizado por diferentes actores. La oposición chilena utiliza el gesto para cuestionar la gestión de Boric en política exterior, mientras que el oficialismo intenta relativizarlo, apuntando a que las prioridades están en otros ámbitos. En Argentina, medios como Clarín calificaron el saludo de 'llamativo' y 'curioso', reflejando la sorpresa y el desconcierto ante la frialdad del encuentro.
Por otro lado, la Cancillería chilena ha tratado de mantener canales abiertos con sus pares argentinos, intentando aislar la relación institucional de las tensiones personales entre los mandatarios. Sin embargo, estos esfuerzos se ven limitados cuando los protagonistas principales no muestran disposición para superar sus diferencias.
En el fondo, este episodio pone en evidencia una paradoja: la política exterior, que debería ser un espacio de diálogo y cooperación, se ve permeada por rivalidades personales y discursos polarizantes. La escena del saludo frío es, en este sentido, una metáfora de un malestar más profundo que afecta la gobernabilidad regional y la estabilidad diplomática.
Las consecuencias de esta fractura no son menores. En un continente que enfrenta desafíos como la crisis climática, la inseguridad transnacional y la necesidad de integración económica, la falta de sintonía entre dos países claves puede limitar la efectividad de las respuestas conjuntas.
En conclusión, la fría interacción entre Boric y Milei no es un simple desaire personal ni un problema menor de protocolo. Es el reflejo de una relación bilateral fracturada, donde las diferencias ideológicas y personales se imponen sobre los intereses estratégicos nacionales y regionales. El desafío para ambos gobiernos será, si acaso quieren evitar que esta distancia se profundice, encontrar caminos que permitan separar las disputas individuales del ejercicio responsable de la diplomacia.
Fuentes consultadas incluyen reportajes de La Tercera, análisis de Cambio21 y declaraciones públicas de actores políticos de ambos países.
2025-11-01