La fractura en la derecha chilena: Matthei teme a Kast y desata debate interno

La fractura en la derecha chilena: Matthei teme a Kast y desata debate interno
Actualidad
Política
2025-11-14
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- Temor abierto de Evelyn Matthei hacia una presidencia de Kast.

- Ataques digitales que marcaron la campaña y tensaron la relación.

- División interna entre sectores de la derecha sobre apoyos y límites políticos.

En las semanas posteriores a las elecciones primarias de 2025, un escenario de tensión y desconfianza ha marcado el interior del bloque político de derecha en Chile. El 9 de octubre, Evelyn Matthei, candidata de Chile Vamos, expresó públicamente su temor ante una posible presidencia de José Antonio Kast, una declaración que no solo sorprendió por su crudeza, sino que abrió una grieta visible en la coalición.

Matthei denunció que la campaña en su contra estuvo marcada por un uso sistemático de bots y cuentas digitales vinculadas a seguidores de Kast, que difundieron videos manipulados para cuestionar su salud mental. "Encontré una bajeza que todavía me cuesta entender... intervenir un video para que parezca que tú estás en una condición mental incompatible con ser Presidente, eso no es un ataque común de redes sociales, es otra categoría", afirmó la candidata en una entrevista radial.

Esta acusación no solo expuso la profundidad de las rencillas personales, sino que también puso en evidencia la disputa por los límites éticos en la política chilena contemporánea. Matthei reconoció que esta experiencia le hizo cambiar radicalmente su percepción sobre Kast como persona y político, advirtiendo que "cuando alguien está dispuesto a correr los límites siendo candidato, a mí obviamente me da miedo que pueda correr mucho los límites y que llegue a ser Presidente".

En contraste, sectores más conservadores dentro de la derecha, representados por figuras como el exministro Claudio Alvarado (UDI), calificaron estas críticas como un error político que fractura al sector y debilita su mensaje. Alvarado sostuvo que "deslegitimar a Kast con argumentos que provienen directamente del manual de la izquierda sólo fractura a nuestro sector" y que la ambigüedad de Matthei respecto a un eventual apoyo en segunda vuelta genera confusión y malestar.

Este choque de posturas refleja una tensión más profunda entre dos visiones de la derecha chilena: una que busca mantener una identidad clara y sin complejos, representada por Kast, y otra que aspira a moderar los discursos y los métodos, encarnada en Matthei y aliados.

Desde una perspectiva regional, este debate ha tenido repercusiones en las bases electorales. En zonas tradicionalmente afines a Chile Vamos, la incertidumbre sobre el liderazgo y la estrategia ha generado descontento y un aumento en la abstención, según encuestas recientes. Por otro lado, en sectores urbanos más jóvenes, la polarización ha intensificado el rechazo hacia ambos candidatos, evidenciando un desgaste general de la confianza en la clase política.

Las voces ciudadanas recogidas por distintos medios muestran un panorama fragmentado: algunos valoran la franqueza de Matthei y su llamado a la ética en la política, mientras otros consideran que sus críticas sólo alimentan la división y debilitan a la oposición frente a la centroizquierda y movimientos emergentes.

En definitiva, la disputa entre Matthei y Kast no es solo un enfrentamiento personal o electoral, sino un síntoma de la crisis de identidad y estrategia que enfrenta la derecha chilena en un momento clave para la democracia nacional. La falta de consenso sobre los límites del discurso político y la definición de apoyos en segunda vuelta han dejado una coalición fracturada y un electorado desconcertado.

Este episodio deja en claro que la política chilena sigue navegando entre la búsqueda de principios y la presión por resultados, en un contexto donde la desconfianza y la polarización amenazan con profundizar las divisiones internas. El desafío para los actores de derecha será, en adelante, cómo reconstruir un proyecto común que no sacrifique la coherencia por la unidad, ni la ética por la estrategia.