Francia enfrenta una década de heridas abiertas: diez años del 13N y las lecciones no aprendidas

Francia enfrenta una década de heridas abiertas: diez años del 13N y las lecciones no aprendidas
Internacional
Europa
2025-11-14
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- Recuerdo colectivo y memoria viva: Francia conmemora una década desde los ataques del 13 de noviembre de 2015.

- Diversidad de voces y heridas: desde víctimas directas hasta ciudadanos anónimos, el trauma se mantiene latente.

- Advertencia política y social: la incapacidad para sanar plenamente refleja desafíos profundos en la cohesión nacional y la seguridad.

Una noche que cambió a Francia para siempre

El 13 de noviembre de 2015, una serie de ataques yihadistas coordinados sacudieron París, dejando 132 muertos y cientos de heridos, en el peor atentado en suelo francés desde la Segunda Guerra Mundial. Diez años después, la memoria de aquella tragedia sigue viva, marcada por ceremonias, homenajes y una exposición fotográfica que recorre cada uno de los sitios afectados, desde la sala Bataclan hasta los restaurantes y cafés donde la violencia irrumpió.

"Las víctimas siguen en nuestros corazones", declaraba Chantal Barata, una parisina que, sin tener familiares afectados, no pudo contener las lágrimas en la plaza de la República, epicentro de los homenajes. Esa plaza, donde se ha recreado un santuario, se convierte en un espacio simbólico para una sociedad que busca preservar la memoria y evitar que el horror se repita.

El trauma en primera persona: voces que no se apagan

Christine, vecina del barrio XI donde se produjeron varios ataques, recuerda con detalle aquella noche: "El propietario del bar nos pidió que entrásemos y echó el cierre. Nos quedamos allí hasta las 3 de la madrugada, poco a poco salían informaciones. Cuando dejé el bar me parecía todo incomprensible". Para ella, el miedo persiste, y aunque mantiene su rutina, asume que atentados similares podrían volver a ocurrir.

Rémy, quien viajó desde Montélimar para asistir a las ceremonias, sintetiza un sentimiento compartido: "El sufrimiento que han causado estos ataques no es solo francés, sino también internacional, mundial". Este reconocimiento globaliza el dolor y subraya la complejidad del terrorismo contemporáneo.

Una sociedad fracturada y un país en alerta

Este aniversario no solo es un acto de recuerdo, sino también una oportunidad para reflexionar sobre las heridas abiertas en Francia. Más allá del homenaje, la conmemoración pone en evidencia las tensiones sociales y políticas que persisten, incluyendo debates sobre seguridad, integración y las respuestas del Estado frente al extremismo.

Las autoridades, con la presencia del presidente Emmanuel Macron, han organizado un día de actos que se extenderán por nueve horas, transmitidos en pantallas gigantes, buscando involucrar a toda la ciudadanía. Sin embargo, las voces disidentes y el temor a la repetición de episodios violentos siguen presentes en el tejido social.

Lecciones no aprendidas y desafíos futuros

La década transcurrida desde el 13N ha sido testigo de cambios en la política de seguridad y en la legislación antiterrorista francesa, pero también de críticas sobre la eficacia y el impacto de estas medidas. La persistencia de ataques yihadistas posteriores, como los de Charlie Hebdo en 2015 y Niza en 2016, evidencian que el problema no ha sido resuelto.

Además, el aniversario invita a examinar el rol de la memoria colectiva y cómo se construye una narrativa nacional que incluya todas las perspectivas: víctimas, comunidades afectadas, fuerzas de seguridad y ciudadanos comunes.

Verdades ineludibles y consecuencias palpables

Francia sigue siendo un país marcado por el trauma del 13N, donde el duelo colectivo convive con la incertidumbre política y social. La conmemoración de los diez años es un recordatorio de que el terrorismo no solo destruye vidas, sino que también pone a prueba la resiliencia y unidad de una nación.

El desafío para Francia y para el mundo es encontrar un equilibrio entre seguridad y libertad, memoria y olvido, justicia y reconciliación. La tragedia del 13N permanece como una advertencia sobre los riesgos de la fragmentación social y la necesidad de políticas integrales que aborden las raíces del extremismo.

En última instancia, la vigilia en la plaza de la República y la exposición fotográfica son más que actos simbólicos: son un llamado a no olvidar, a aprender y a construir un futuro donde la violencia no tenga cabida.

Fuentes: Cooperativa.cl, testimonios recogidos en París durante las ceremonias del décimo aniversario, análisis de expertos en seguridad y memoria colectiva.