
Un pulso de coliseo se ha desatado en el mercado del cobre, donde la tensión entre la oferta limitada y una demanda implacable ha llevado al metal rojo a conquistar máximos históricos que no se veían desde hace décadas.
El 29 de octubre de 2025, el cobre superó los US$ 5,20 la libra en la Bolsa de Metales de Londres, alcanzando un récord histórico según registros de Cochilco y otros portales internacionales. Este hito no es casual, sino el resultado de una compleja cadena de eventos y fuerzas contrapuestas que han venido madurando durante meses.
La oferta mundial de cobre enfrenta un escenario crítico. Incidentes graves en minas emblemáticas como Grasberg (Indonesia), El Teniente y Quebrada Blanca (Chile), y Kamoa-Kakula (República Democrática del Congo), han provocado interrupciones significativas en la producción. El derrumbe y posterior inundación en Grasberg, la segunda mina de cobre más grande del mundo, ha sido especialmente determinante, con estimaciones que apuntan a una reducción de casi 600 mil toneladas entre septiembre de 2025 y fines de 2026.
“La oferta global continúa restringida, afectada por disrupciones y situaciones operativas en importantes minas... La falta de nuevos proyectos de gran escala en los últimos años agrava la situación”, explicó Juan Cristóbal Ciudad, analista senior de Plusmining.
Además, la depreciación del dólar estadounidense ha estimulado la demanda internacional, empujando aún más los precios al alza, en un contexto donde los inventarios globales se mantienen bajos y la producción mundial se encamina a su primera contracción anual desde la pandemia.
La demanda por cobre, lejos de menguar, se mantiene sólida y estructuralmente creciente. China, principal consumidor con cerca del 60% del consumo global, muestra resiliencia pese a una economía que exhibe señales mixtas. Beijing ha reafirmado su compromiso de aumentar el consumo interno, mientras que Estados Unidos impulsa proyectos estratégicos para fortalecer su cadena de suministro de minerales críticos.
“El mercado refleja una demanda dinámica impulsada por la transición energética, electromovilidad y energías renovables, mientras la oferta muestra rigidez y vulnerabilidad frente a eventos adversos”, señaló Ciudad.
Sin embargo, esta fortaleza demanda un análisis más profundo: ¿es sostenible este nivel de precios? ¿Qué riesgos acechan?
Desde el gobierno chileno y la industria minera, se celebra el alza de precios como una “buena noticia” para las finanzas públicas, con ingresos fiscales que podrían aumentar en miles de millones de dólares si los precios se mantienen elevados. Álvaro Merino, director de Núcleo Minero, advirtió que el impacto de accidentes como el de Grasberg es “significativo”, pero también destacó que la demanda global sigue siendo “sana y fuerte”.
Por otro lado, economistas y analistas advierten que la volatilidad será la norma. El Banco Central y Cochilco mantienen proyecciones más conservadoras para el precio del cobre, alrededor de US$ 4,3 la libra para 2025 y 2026, mientras que bancos internacionales como Bank of America y Goldman Sachs elevan sus pronósticos, anticipando precios por sobre los US$ 5 y hasta US$ 6 la libra para 2027.
En el escenario internacional, el pulso se intensifica. La guerra comercial entre Estados Unidos y China, aunque en vías de distensión, genera incertidumbre que impacta en la demanda y en las cadenas globales. El cierre parcial del gobierno estadounidense en octubre y noviembre, que prolongó la incertidumbre política y económica, también añade una capa de complejidad al contexto.
Este episodio ha dejado en evidencia varias verdades:
- La fragilidad de la oferta minera global ante accidentes y falta de inversión estructural en nuevos proyectos de gran escala.
- La relevancia estratégica del cobre en la transición energética y la geopolítica mundial, con China y Estados Unidos como actores clave.
- El impacto directo y tangible en las finanzas públicas chilenas, que dependen de este commodity para sostener presupuestos y políticas sociales.
Para Chile, el desafío es claro: cómo aprovechar esta ventana de oportunidad sin caer en la trampa de la dependencia ciega, cómo diversificar la economía y fortalecer la gestión de riesgos en una industria que se mueve al ritmo de fuerzas globales impredecibles.
Mientras los actores principales se disputan el dominio del mercado, el lector observa la tragedia ajena: las vidas perdidas en minas, las comunidades afectadas, la volatilidad que sacude economías y la incertidumbre que se cierne sobre el futuro.
El cobre, más que un metal, es el protagonista de un drama contemporáneo donde convergen la ambición, la fragilidad humana y la complejidad del mundo globalizado.
El pulso continúa, y la arena está abierta para la próxima batalla.
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Fuentes: Comisiones Chilena del Cobre (Cochilco), Plusmining, Banco Central de Chile, Bloomberg, La Tercera, Diario Financiero, declaraciones de expertos y análisis internacionales.