
El Premio Nobel de Física 2025, otorgado a John Clarke, Michel H. Devoret y John M. Martinis, ha desatado un debate que trasciende el laboratorio y llega a la sociedad en su conjunto. Estos científicos fueron reconocidos por sus experimentos que demostraron el "efecto túnel cuántico macroscópico" y la cuantización de energía en circuitos eléctricos, un avance que sienta las bases para la próxima generación de tecnologías cuánticas.
Desde la perspectiva académica, la Real Academia Sueca de Ciencias celebró que este premio abre las puertas a desarrollos en criptografía cuántica, computación cuántica y sensores cuánticos, áreas que prometen revolucionar sectores enteros. "Es maravilloso celebrar cómo la mecánica cuántica, con un siglo de antigüedad, ofrece continuamente nuevas sorpresas", afirmó Olle Eriksson, presidente del Comité Nobel de Física.
Sin embargo, no todos ven este avance con la misma claridad. Para algunos expertos en innovación tecnológica, el desafío reside en cómo estas investigaciones se traducirán en aplicaciones prácticas y accesibles, dada la complejidad y el costo que implica la tecnología cuántica. John Clarke, uno de los galardonados, reconoció: "Nuestro descubrimiento sienta las bases de la computación cuántica, pero aún no tengo claro dónde encaja exactamente".
En el plano social y económico, esta distinción llega en un momento en que Chile y América Latina buscan posicionarse en la vanguardia científica global. El reconocimiento internacional a estos científicos, que desarrollan gran parte de su trabajo en universidades estadounidenses, plantea un llamado a fortalecer la inversión y la formación en ciencia básica en la región. La brecha entre el talento local y la capacidad de retenerlo sigue siendo un tema pendiente.
Por otro lado, voces críticas advierten sobre el riesgo de que la fascinación por la física cuántica sirva para desviar la atención de problemas más inmediatos, como la desigualdad en educación científica o la falta de acceso a tecnologías básicas en amplios sectores de la población.
Finalmente, este premio también invita a reflexionar sobre la naturaleza misma de la ciencia: un proceso que avanza en capas, muchas veces incomprensibles para el público general, pero que, con paciencia y rigor, puede transformar el mundo. En este sentido, la paradoja del Nobel 2025 es clara: celebra un descubrimiento que desafía los límites de la realidad visible, mientras confronta a la sociedad con la pregunta de cómo integrar ese conocimiento en su vida cotidiana.
El galardón, con una dotación de 11 millones de coronas suecas, fue anunciado el 7 de octubre y la ceremonia de entrega se realizará el 10 de diciembre.
En suma, el Nobel de Física 2025 no solo premia un hito científico, sino que también pone en escena el eterno desafío de la humanidad: comprender y aprovechar lo invisible para construir un futuro tangible.
2025-10-17
2025-10-14
2025-10-20