
Arabia Saudita se encuentra en un momento crucial de su historia reciente, donde la ambición por transformarse en un actor global moderno choca con desafíos técnicos, sociales y políticos que han madurado con el tiempo y que hoy, a meses vista, ofrecen un panorama complejo y multifacético.
Desde 2016, con la presentación de la ambiciosa Visi f3n 2030, el reino ha impulsado proyectos fara f3nicos como Neom y su ciudad lineal The Line, concebidos para reconfigurar el modelo urbano y el desarrollo econ f3mico del pa eds. Sin embargo, la realidad ha mostrado que estos planes enfrentan importantes retrasos, costos crecientes y cuestionamientos por el impacto social y ambiental. La megaciudad, originalmente pensada para albergar a millones y funcionar sin emisiones, ha sido reducida a una escala mucho menor, con solo una fracci f3n de sus habitantes previstos y numerosos desafíos log edsticos que ponen en duda su viabilidad.
El NEOM Stadium, gigante de 350 metros y m faltiples pisos, simboliza esta tensi f3n entre la modernidad y la controversia. Mientras promete ser una joya arquitect f3nica para el Mundial de 2034, tambi e9n ha sido escenario de tragedias laborales y ha desatado debates sobre la explotaci f3n de trabajadores migrantes y la falta de avances concretos en derechos humanos, pese a la promesa oficial de reformas.
En paralelo, el reino ha buscado ampliar su influencia global a trav e9s del deporte. Arabia Saudita firm f3 en 2025 un acuerdo con la ATP para albergar un nuevo torneo Masters 1000 a partir de 2028, un hito que posiciona al pa eds en el circuito elite del tenis mundial. Este movimiento, financiado por el Fondo de Inversi f3n P fablica, se produce en un contexto donde el tenis profesional debate su extenso calendario y la salud mental de sus jugadores.
Sin embargo, la apuesta deportiva tambi e9n ha generado controversias. El reciente Festival de Comedia en Riad, que atrajo a figuras internacionales como Dave Chappelle y Bill Burr, ha sido criticado por ser un evento patrocinado por un gobierno con un historial cuestionado en materia de derechos humanos. La comedia, con chistes sobre sexo, identidad de g e9nero y temas tab fa, ha abierto un debate sobre los l edmites de la expresi f3n en un pa eds tradicionalmente conservador. Mientras algunos locales ven estos espect e1culos como una ventana de apertura cultural, activistas y expertos denuncian la ausencia de cr edticas al r e9gimen y la instrumentalizaci f3n del arte para mejorar la imagen internacional del reino.
En el plano geopol edtico, Arabia Saudita ha intensificado sus negociaciones con Estados Unidos para un acuerdo de defensa que refleje la nueva realidad regional y sus aspiraciones de seguridad. Este posible pacto, similar al firmado con Qatar, busca ampliar la cooperaci f3n militar e inteligencia, y asegurar la protecci f3n del reino frente a amenazas crecientes. No obstante, las tensiones por el conflicto israelo-palestino y la negativa saud ed a normalizar relaciones sin un Estado palestino han complicado las conversaciones, evidenciando la complejidad de las alianzas en Medio Oriente.
En el e1mbito deportivo, Arabia Saudita tambi e9n ha mostrado su crecimiento en el f fatbol juvenil, participando en el Mundial Sub 20 realizado en Chile. Su selecci f3n, aunque eliminada en la fase de grupos, sorprend f3 con una resistencia notable, especialmente en el empate que frustr f3 a Noruega y alter f3 la definici f3n del liderato del grupo.
Estos eventos deportivos, junto a los megaproyectos y las negociaciones pol edticas, revelan un pa eds que busca redefinirse y ampliar su influencia global, pero que enfrenta dilemas profundos sobre su identidad, derechos humanos y sostenibilidad.
Las voces dentro y fuera del reino son dis edmbolas: desde el entusiasmo de sectores juveniles saud edes que ven en la modernizaci f3n una oportunidad hasta la cr edtica internacional que denuncia la instrumentalizaci f3n del deporte y la cultura para ocultar problemas estructurales.
En definitiva, Arabia Saudita se encuentra en un coliseo donde se enfrentan la ambici f3n, la tradici f3n, la modernidad y la pol edtica, y donde el desenlace depender e1 de c f3mo logre equilibrar estos elementos contradictorios. La historia reciente ha mostrado que los megaproyectos fara f3nicos no garantizan el cambio sin reformas profundas, y que el prestigio internacional no puede construirse solo con eventos y acuerdos, sino con transformaciones reales y sostenibles.
Fuentes: La Tercera, Financial Times, BBC News Mundo, BioBioChile, Reuters, Human Rights Watch, Amnist eda Internacional, Bloomberg.
2025-10-06