En un escenario electoral que parecía destinado a consolidar una candidatura oficialista fuerte, la decisión del presidente de la Unión Demócrata Independiente (UDI), Guillermo Ramírez, de apoyar en segunda vuelta a cualquier contendiente que enfrente a Jeannette Jara, ha desatado un terremoto político en la derecha chilena.El 6 de octubre de 2025, Ramírez declaró en La Tercera que la UDI respaldará a quien compita contra la candidata del Partido Comunista, incluyendo a figuras tan disímiles como José Antonio Kast y Johannes Kaiser. Esta estrategia, lejos de ser un simple alineamiento táctico, revela una fractura profunda dentro de Chile Vamos, donde Evelyn Matthei, la carta oficial de la coalición, se ve desplazada por una derecha más radicalizada.
Desde la perspectiva de la UDI, según Ramírez, el objetivo es claro: impedir que la izquierda comunista retome la presidencia. "Nosotros vamos a apoyar a quien sea que compita contra la candidata al Partido Comunista, eso es obvio, lo hemos hecho siempre", afirmó. Sin embargo, esta postura no es unánime dentro de Chile Vamos. Matthei ha insistido en mantener una derecha más moderada, que pueda atraer a sectores centristas y evitar la polarización extrema.
El apoyo a Kast y Kaiser —candidatos con discursos más duros en temas de seguridad y orden público— ha generado críticas internas y cuestionamientos sobre la viabilidad de una derecha fragmentada que podría terminar debilitándose en la segunda vuelta.
El respaldo de la UDI a Kast y Kaiser no sólo representa un giro táctico, sino que también reconfigura el mapa político chileno. El Partido Republicano, liderado por Kast, ha ganado terreno con un discurso que apela a sectores preocupados por la delincuencia y la crisis social, mientras que el Partido Nacional Libertario de Kaiser introduce un discurso aún más radical y disruptivo.
Este fenómeno ha tensionado la relación con el Partido Republicano, que sin embargo ha prometido apoyar a Matthei si ella logra pasar a segunda vuelta. La UDI, en cambio, se mantiene firme en no cerrar puertas a ninguna alianza, pero condiciona su apoyo a conversaciones posteriores a la primera vuelta."Hablar de integrar o no un gobierno de otro candidato es una conversación que hay que tener al día siguiente a la primera vuelta", señaló Ramírez.
En regiones, la noticia ha generado reacciones encontradas. Por un lado, sectores conservadores aplauden la decisión de la UDI, considerando que fortalece la opción de un gobierno de derecha que garantice orden y estabilidad. Por otro, ciudadanos más moderados y de centro-izquierda ven con preocupación cómo la derecha se fragmenta y radicaliza, lo que podría profundizar la polarización social.
Organizaciones sociales y académicos advierten que esta disputa interna refleja una crisis más profunda en la derecha chilena, que lucha por definir su identidad y estrategia en un país marcado por demandas sociales crecientes y desconfianza hacia las élites políticas.
La decisión de la UDI de apoyar a cualquier candidato que enfrente a Jeannette Jara, incluyendo a figuras radicales, no solo sacude las estructuras tradicionales de la derecha chilena, sino que también pone en evidencia la fragmentación y la volatilidad del actual mapa político. Esta estrategia, mientras busca bloquear el avance de la izquierda comunista, podría terminar debilitando a la centro-derecha y abriendo espacios para la polarización extrema.
El tiempo y los votos dirán si esta jugada política será un acierto táctico o un error estratégico, pero lo cierto es que la derecha chilena se encuentra hoy en el centro de un desafío que podría definir no solo las presidenciales, sino el rumbo político del país en la próxima década.
Fuentes consultadas: La Tercera (6 de octubre de 2025), análisis políticos de Observatorio Electoral Chileno, declaraciones públicas de Guillermo Ramírez y Evelyn Matthei.