
La Semana Nobel 2025 ha concluido dejando un rastro de descubrimientos, controversias y reflexiones profundas que van más allá del brillo efímero del anuncio. Entre el 6 y el 13 de octubre se entregaron los prestigiosos galardones que reconocen los avances más significativos en Medicina, Física, Literatura, y Economía. Más allá del espectáculo global, el análisis pausado revela una trama compleja de ciencia, cultura y política que convoca a un público que busca entender el mundo desde sus raíces y consecuencias.
El Premio Nobel de Medicina fue otorgado a Mary E. Brunkow, Fred Ramsdell y Shimon Sakaguchi por desentrañar los mecanismos de la tolerancia inmunológica periférica, un sistema que impide que nuestro propio cuerpo se ataque a sí mismo. Como explicó Olle Kämpe, presidente del Comité Nobel, sus hallazgos son clave para entender por qué no todos desarrollamos enfermedades autoinmunes severas.
Desde distintas latitudes —Estados Unidos y Japón— estos investigadores pusieron en evidencia un equilibrio delicado y vital, el de los “guardianes del cuerpo”, que actúan en una frontera donde la defensa puede volverse agresión.
“Sus descubrimientos han sido decisivos para comprender el sistema inmunológico y sus fallas”, subrayó Kämpe, en una mirada que invita a valorar la fragilidad y la fortaleza del organismo humano.
En Física, el galardón recayó en John Clarke, Michel Devoret y John Martinis por sus experimentos pioneros que demostraron el efecto túnel cuántico macroscópico y la cuantificación de energía en circuitos eléctricos.
Este trío desafió la intuición clásica al mostrar que las extrañas leyes del mundo subatómico pueden manifestarse en sistemas suficientemente grandes para sostener en la mano. Un salto conceptual que abre las puertas a la llamada segunda revolución cuántica, con aplicaciones que van desde las computadoras cuánticas hasta sensores de alta precisión.
“No nos habíamos dado cuenta de que esto podría ser la base de un premio Nobel”, confesó Clarke, reflejando la modestia ante un hallazgo que redefine la frontera entre lo microscópico y lo macroscópico.
Este avance no solo confirma principios fundamentales sino que sienta las bases para tecnologías disruptivas que prometen transformar la informática, la comunicación y la medicina.
El Premio Nobel de Economía, anunciado el pasado lunes, destacó a cinco investigadores que abordan tres grandes áreas: la estructura salarial y desigualdad; la discriminación racial y el impacto de la psicología y cultura; y el efecto de la incertidumbre económica y política en la inversión y crecimiento.
Figuras como David Autor y Larry Katz han analizado la evolución de los ingresos y el mercado laboral, mientras que Marianne Bertrand y Sendhil Mullainathan han explorado cómo prejuicios culturales y psicológicos moldean la economía. Nicholas Bloom, por su parte, ha estudiado cómo la incertidumbre afecta la actividad económica.
Este reconocimiento refleja una economía global cada vez más compleja, donde factores sociales y políticos se entrelazan con las dinámicas del mercado, y donde las desigualdades estructurales y las tensiones políticas impactan la vida cotidiana.
El jueves 9 de octubre, la Academia Sueca reveló al ganador del Premio Nobel de Literatura 2025, un galardón que mantiene su aura de misterio y sorpresa. Las casas de apuestas y expertos han colocado como favoritos a autores como Amitav Ghosh, László Krasznahorkai y Can Xue, mientras que la presencia latinoamericana se limita a algunos nombres como Enrique Vila-Matas o Cristina Rivera Garza.
Ningún escritor chileno aparece en las apuestas oficiales, pese a que en medios internacionales se menciona a Raúl Zurita, Diamela Eltit e Isabel Allende. Sin embargo, estas menciones carecen de respaldo formal y parecen más bien especulativas.
Björn Wiman, jefe de cultura del diario Dagens Nyheter, señaló que tras la elección de la surcoreana Han Kang en 2024, sería el turno de un varón blanco de la esfera anglosajona, alemana o francesa, un patrón que refleja la persistencia de sesgos geopolíticos y culturales en la Academia.
Este galardón, que suele premiar a autores poco conocidos masivamente, invita a reflexionar sobre las dinámicas de poder, la diversidad y la representación en la literatura mundial.
Los premios Nobel 2025 no solo celebran descubrimientos y creaciones; son también un espejo donde se reflejan las tensiones políticas, culturales y sociales del presente.
En Medicina y Física, la ciencia avanza con rigor y colaboración internacional, enfrentando desafíos que van desde la salud humana hasta la frontera de la realidad física. En Economía, se pone en evidencia la complejidad de un mundo interconectado y desigual.
En Literatura, la polémica sobre quién merece ser reconocido y por qué, así como la ausencia de voces de regiones como Chile, plantea preguntas sobre la globalización cultural y la hegemonía de ciertos centros de poder.
Estos galardones, lejos de ser un simple festejo, son un llamado a la reflexión profunda sobre qué valoramos como sociedad y cómo construimos el futuro.
- La ciencia sigue ampliando los límites del conocimiento, demostrando que lo invisible puede ser tangible y lo improbable, posible.
- La economía se enfrenta a la urgencia de comprender y mitigar desigualdades y la incertidumbre política.
- La literatura, en su misterio y diversidad, sigue siendo un campo de disputa simbólica y cultural, donde la inclusión y la representación son desafíos pendientes.
Así, los Nobel 2025 son un capítulo más en la historia de la humanidad, donde la gloria y la controversia se entrelazan, invitándonos a ser espectadores críticos y conscientes de la tragedia y el triunfo del otro, sin perder nuestra propia distancia reflexiva.
2025-10-20