¿Dormir hasta tarde mejora la salud? - La ciencia del sueño y sus límites revelados tras años de debate

¿Dormir hasta tarde mejora la salud? - La ciencia del sueño y sus límites revelados tras años de debate
Salud y Bienestar
Salud pública
2025-11-14
Fuentes
www.df.cl elpais.com www.latercera.com www.latercera.com www.latercera.com www.bbc.com ellibero.cl ellibero.cl www.latercera.com www.latercera.com ellibero.cl www.latercera.com ellibero.cl tierramarillano.cl

- Sueño compensatorio: dormir más los fines de semana puede reducir riesgos cardíacos.

- Ciclo circadiano: la luz y el ritmo biológico influyen en la calidad del sueño.

- Perspectivas diversas: entre expertos, usuarios y culturas, el sueño revela tensiones entre hábitos, salud y estilo de vida.

Dormir más los fines de semana ayuda a la salud cardíaca, pero no es una panacea. Tras años de investigaciones y debates, el sueño compensatorio —esa práctica tan común de dormir hasta tarde en días libres para recuperar horas perdidas— muestra beneficios claros, pero también límites y riesgos que vale la pena conocer.Un estudio del UK Biobank con más de 90.000 participantes mostró que quienes compensaron el sueño durante el fin de semana tuvieron un 19% menos de riesgo de enfermedades cardíacas en comparación con quienes no lo hicieron. En quienes habitualmente sufrían privación de sueño, el beneficio llegó a un 20% menos de riesgo.“Para la proporción significativa de personas que sufren falta de sueño, dormir más los fines de semana se asocia a tasas significativamente más bajas de enfermedades cardíacas”, aseguró el investigador Zechen Liu.

La batalla entre el cuerpo y el reloj social

Pero el sueño no es solo cantidad, sino también calidad y sincronía con nuestro reloj interno, el ritmo circadiano. La luz natural, la temperatura ambiental y los hábitos diarios moldean cómo dormimos y nos despertamos.Investigaciones en regiones extremas como el Ártico muestran cómo la ausencia prolongada de luz solar altera la producción de melatonina, hormona clave para el sueño, y cómo las personas adaptan sus rutinas y mentalidades para sobrellevarlo. Por ejemplo, en Noruega, Suecia y Finlandia, donde la noche polar puede durar semanas, algunos habitantes disfrutan de un mejor descanso, mientras que otros sufren trastornos afectivos estacionales y problemas de insomnio.

“Lo que marca la diferencia es cómo respondemos emocional y conductualmente a la oscuridad y el frío”, explica la psicóloga Kari Leibowitz, quien destaca la importancia de una mentalidad positiva ante el invierno.

La tecnología como aliada, no sustituta

En la última década, el auge de la “Sleeptech” ha ofrecido soluciones innovadoras para mejorar el descanso: desde anillos inteligentes que monitorean patrones de sueño, hasta almohadas y pijamas con regulación térmica, y aplicaciones que inducen estados de relajación.El mercado global de tecnologías para dormir superará los 30.000 millones de dólares en 2028, impulsado por la creciente demanda y los trastornos asociados al estilo de vida moderno. Sin embargo, expertos advierten que estos dispositivos deben ser complementos y no reemplazos de hábitos saludables.“Ningún tratamiento hace el trabajo por sí solo. La motivación personal y la creación de rutinas son fundamentales para mejorar el sueño”, señala la neuropsicóloga Alejandra Escandón.

Contrastes culturales y sociales

Los hábitos de sueño también reflejan tensiones culturales y sociales. Mientras figuras públicas y gurús del éxito promueven madrugadas extremas como sinónimo de disciplina, estudios muestran que la mayoría de las personas exitosas no se levantan antes de las 6:00 am, y que dormir hasta tarde no es sinónimo de pereza.En Estados Unidos, solo un 3% se despierta antes de las 4:30 am entre semana, y la tendencia a levantarse más tarde ha ido en aumento desde la pandemia. En Chile, la discusión sobre el sueño también toca aspectos de salud pública y bienestar, con campañas que desmitifican la vergüenza de dormir más y promueven la importancia de un buen descanso.

Constataciones y consecuencias

El sueño es un fenómeno complejo, donde la cantidad, calidad, contexto social y biológico se entrelazan. Dormir hasta tarde los fines de semana puede atenuar los daños de la privación acumulada, especialmente en la salud cardíaca, pero no debe ser una excusa para ignorar la necesidad de horarios regulares y hábitos saludables.

La ciencia confirma que:

- El sueño compensatorio reduce riesgos, pero no elimina los efectos negativos de la falta crónica de descanso.

- La exposición adecuada a la luz y la sincronía con el ritmo circadiano son esenciales para un sueño reparador.

- Las tecnologías emergentes pueden ayudar, pero no sustituyen la voluntad y los cambios conductuales.

Por último, la diversidad de experiencias —desde presidentes que prefieren dormir en hostales familiares hasta comunidades del Ártico adaptadas a la noche polar— nos recuerda que el sueño es también una experiencia cultural y emocional, que merece respeto y comprensión más allá del reloj y el calendario.

En definitiva, dormir bien es un derecho, un desafío y un arte que exige equilibrio entre cuerpo, mente y entorno.