El legado de Boric: Entre la derechización y la polarización - Un gobierno que redefine el centro político chileno

El legado de Boric: Entre la derechización y la polarización - Un gobierno que redefine el centro político chileno
Actualidad
Política
2025-11-14
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- Transformación ideológica: el giro del gobierno Boric hacia una agenda marcada por el crecimiento y la inversión.

- Polarización política: tensiones abiertas entre oficialismo y oposición que marcan el debate público.

- Impacto social y político: consecuencias visibles en la percepción ciudadana y en la configuración del espectro político chileno.

Un giro inesperado en la narrativa política chilena

Desde su llegada al poder en marzo de 2022, el presidente Gabriel Boric prometió un gobierno de cambio profundo, basado en la justicia social y la ampliación de derechos. Sin embargo, a casi cuatro años de su mandato, el análisis del panorama político revela una transformación que ha desconcertado a propios y extraños: un evidente desplazamiento hacia una agenda económica y política que algunos califican como una 'derechización' del país.

Este fenómeno fue analizado en profundidad por Leònidas Montes, director del Centro de Estudios Públicos (CEP), quien señala que Chile ha pasado de la efervescencia del estallido social de 2019 a un predominio de temas tradicionalmente asociados a la derecha política, como el crecimiento económico, el empleo y la inversión extranjera.'El país ha transitado de un momento de alta conflictividad social a uno donde las prioridades se han centrado en la estabilidad y la reactivación económica', explica Montes.

Perspectivas encontradas: ¿derechización o pragmatismo?

Las interpretaciones sobre este giro no son unívocas.

- Desde sectores de oposición, se acusa al gobierno de abandonar sus principios fundacionales y claudicar ante las presiones del mercado y grupos económicos, generando una sensación de traición entre la base social que lo apoyó inicialmente.

- En cambio, voces del oficialismo defienden esta evolución como un ejercicio de pragmatismo necesario para responder a las exigencias de un país que necesita estabilidad y crecimiento para sostener los avances sociales.

- La ciudadanía, por su parte, muestra una mezcla de frustración y esperanza, con encuestas que reflejan una caída en la aprobación presidencial pero también una valoración positiva de la recuperación económica y la generación de empleo.

El escenario político: confrontación y desgaste

Este cambio de rumbo ha intensificado la polarización política, visible en las constantes disputas públicas entre el presidente Boric y su principal adversario, José Antonio Kast. En la última cuenta pública, Boric utilizó la cadena nacional para cuestionar duramente a Kast, una estrategia criticada por sectores que la consideran un desgaste innecesario en un momento crítico para el país.

La oposición, por su parte, capitaliza la percepción de un gobierno que no ha logrado contener la inseguridad ni mejorar sustancialmente la calidad de vida, mientras que el oficialismo insiste en destacar los avances en áreas como salud mental, derechos sociales y deporte paralímpico, con hitos como la histórica participación chilena en los Juegos Parapanamericanos Juveniles 2025.

Consecuencias y desafíos futuros

La constatación más clara es que el legado de Boric no será una narrativa simple ni unívoca. Chile enfrenta hoy un país con una agenda política más centrada en la estabilidad económica, pero también con una ciudadanía fragmentada y un sistema político tensionado.

Este escenario plantea preguntas cruciales sobre el futuro:

- ¿Puede un gobierno que comenzó con una fuerte impronta de izquierda sostenerse en un centro político marcado por la derecha económica?

- ¿Qué costo social y político implica esta transición para la confianza ciudadana y la cohesión social?

- ¿Cómo se resolverán las tensiones entre las demandas sociales y las exigencias del crecimiento económico?

Lo que parece indiscutible es que la historia política de Chile está en un punto de inflexión, donde las certezas se disuelven y los actores políticos deben enfrentar la complejidad de un país que busca definirse más allá de etiquetas simplistas.

Este es el legado de Boric: un gobierno que, en su búsqueda por gobernar un Chile diverso y complejo, ha terminado por redefinir el centro político, con todas las tensiones y oportunidades que ello implica.