Netanyahu y la guerra que no termina: Entre la redención política y la persistencia del conflicto

Netanyahu y la guerra que no termina: Entre la redención política y la persistencia del conflicto
Actualidad
Internacional
2025-11-14
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- Promesas incumplidas y contradicciones: Netanyahu afirma victoria y liberación de rehenes, mientras enfrenta acusaciones de genocidio y corrupción.

- Divisiones internas y externas: choque entre la extrema derecha israelí, la comunidad internacional y la opinión pública palestina.

- La batalla por el relato: uso estratégico de redes sociales, inteligencia artificial y diplomacia para moldear percepciones globales.

En el escenario de un conflicto que ya supera los dos años, Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel, ha prometido en múltiples ocasiones la liberación de todos los rehenes israelíes en manos de Hamas, la derrota definitiva del movimiento islamista y la continuidad de la lucha contra cualquier intento de rearme de sus enemigos. Estas declaraciones, que han oscilado entre discursos de unidad y arengas bélicas, se inscriben en una narrativa que busca consolidar su posición política y responder a un país marcado por la guerra y la polarización.

El ciclo de promesas y la realidad en Gaza

Desde principios de octubre de 2025, Netanyahu anunció la inminente liberación de los rehenes, que finalmente se concretó con la entrega de 20 cautivos vivos y decenas de cuerpos, tras un acuerdo mediado por Estados Unidos y otros actores internacionales. Sin embargo, esta aparente victoria diplomática no ha cerrado el capítulo del conflicto. La Franja de Gaza sigue bajo un bloqueo severo, con una crisis humanitaria que afecta especialmente a niños y ancianos, y con un sistema sanitario colapsado.

“La campaña no ha terminado. Nuestros enemigos siguen intentando recuperarse para atacarnos nuevamente”, advirtió Netanyahu justo antes de la firma del acuerdo de alto al fuego, recordando que Israel encara amenazas persistentes de Irán y sus aliados en la región.

Contradicciones y cuestionamientos desde la comunidad internacional

La comunidad internacional ha celebrado el acuerdo de liberación de rehenes y el alto al fuego, con figuras como el secretario general de la ONU, António Guterres, y mandatarios de países tan diversos como Italia, India y Pakistán, que ven en el pacto una oportunidad para la paz. Sin embargo, esta esperanza convive con denuncias de genocidio y crímenes de guerra, que han llevado a la Corte Penal Internacional a ordenar la detención de Netanyahu.

“Estamos entre la humanidad y la peor de las crueldades”, afirmó el primer ministro israelí, mientras que líderes como el presidente español Pedro Sánchez han calificado las acciones en Gaza como genocidio. Esta disonancia refleja las profundas fracturas en la interpretación y valoración del conflicto.

La batalla por la narrativa y la opinión pública

Más allá del terreno militar y político, Israel ha desplegado una sofisticada estrategia digital para controlar el relato, especialmente en Estados Unidos. Influyentes redes sociales, campañas dirigidas a comunidades religiosas y el uso de inteligencia artificial para moldear respuestas en plataformas como TikTok y ChatGPT forman parte de esta guerra de la información. Netanyahu ha reconocido que el “octavo frente” de la guerra se libra en las redes sociales, buscando influir en la generación Z y otros sectores críticos.

Esta ofensiva comunicacional ha generado reacciones encontradas: desde el apoyo entusiasta de ciertos sectores hasta el rechazo y acusaciones de manipulación y propaganda. La figura de Netanyahu, marcada por procesos judiciales por corrupción y acusaciones de manejar la guerra para beneficio electoral, también polariza a la población israelí y a la comunidad internacional.

Voces contrapuestas y consecuencias visibles

Dentro de Israel, la extrema derecha presiona para continuar la guerra, mientras que sectores moderados y la comunidad internacional exigen justicia y una solución duradera. Por su parte, los palestinos de Gaza y Cisjordania, aunque divididos, expresan un cansancio profundo y un rechazo mayoritario a la ocupación y la violencia, con un alto porcentaje de civiles entre las víctimas.

“Hace dos años, Netanyahu parecía acabado políticamente, pero ahora, con la ayuda de Trump, busca una redención que aún está por verse”, señala Tal Schneider, corresponsal político israelí. La normalización de relaciones con algunos países árabes, la desmilitarización de Hamas en el plan de paz y la presión internacional configuran un tablero complejo, donde la paz y la estabilidad parecen aún lejanas.

Conclusiones: una guerra sin fin y un líder en busca de legitimidad

La historia reciente muestra que el conflicto entre Israel y Palestina no se resuelve con acuerdos parciales ni con victorias militares aisladas. La persistencia de la violencia, la crisis humanitaria y la fragmentación política y social hacen que cada avance venga acompañado de nuevos desafíos y tensiones. Netanyahu se encuentra en el centro de esta tormenta, intentando consolidar su poder y construir una narrativa de victoria, mientras enfrenta acusaciones de responsabilidad en el fracaso de seguridad del 7 de octubre de 2023 y una comunidad internacional cada vez más crítica.

Para entender este conflicto es necesario mirar más allá de los titulares inmediatos y los discursos oficiales, y reconocer la complejidad histórica, las múltiples voces y las consecuencias humanas que definen esta tragedia que aún no encuentra su desenlace.