Reconocimiento del Estado palestino: la fractura global que redefine la diplomacia en Medio Oriente

Reconocimiento del Estado palestino: la fractura global que redefine la diplomacia en Medio Oriente
Internacional
Medio Oriente
2025-11-14
Fuentes
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- Reconocimiento histórico de más de 150 países al Estado palestino, incluyendo potencias occidentales del G7.

- División tajante: apoyo diplomático versus rechazo férreo de Israel y Estados Unidos.

- Liderazgos en crisis: Palestina fragmentada, sin consenso interno ni gobierno unificado viable.

En un giro que ha sacudido la arena diplomática global, más de 150 países han reconocido al Estado palestino en los últimos meses, con una ola significativa de potencias occidentales como Reino Unido, Canadá, Australia, Francia y Bélgica sumándose a la iniciativa. Este reconocimiento, que se formalizó en la Asamblea General de Naciones Unidas en septiembre de 2025, marca un punto de inflexión en la larga historia del conflicto israelí-palestino, pero también ha profundizado las fracturas internacionales y regionales.

El primer ministro británico, Keir Starmer, anunció con solemnidad: 'Reconocemos al Estado palestino para reavivar la esperanza de paz y una solución de dos Estados'. Canadá y Australia siguieron sus pasos, con mensajes que enfatizan las legítimas aspiraciones palestinas y la búsqueda de un futuro pacífico. Francia, en una jugada diplomática encabezada por Emmanuel Macron, confirmó que junto a otros nueve países europeos, entre ellos Bélgica y Portugal, formalizarán el reconocimiento, pese a las amenazas explícitas de Israel.

Este movimiento ha sido interpretado por muchos analistas como una respuesta al desgaste que genera el gobierno de Benjamin Netanyahu, cuya política en Gaza ha sido catalogada por organismos internacionales como genocidio, y a la frustración con la ausencia de avances en la solución de dos Estados tras décadas de estancamiento.

Sin embargo, la reacción israelí ha sido tajante y vehemente. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel calificó la medida como una 'recompensa absurda al terrorismo de Hamas' y advirtió que 'alejará aún más la paz deseada'. El primer ministro Netanyahu prometió luchar contra el reconocimiento en todos los foros internacionales y aseguró que 'no se establecerá un Estado palestino al oeste del río Jordán'. La amenaza de anexiones formales en Cisjordania ha sido reiterada, en un gesto que podría agravar aún más la tensión regional.

Estados Unidos, aunque en esta etapa ha evitado un veto directo en la ONU, mantiene una postura contraria al reconocimiento unilateral y ha impuesto restricciones como la denegación de visas a funcionarios palestinos, lo que ha sido interpretado como una maniobra para limitar la participación palestina en la Asamblea General.

En medio de este escenario, la realidad interna palestina presenta un cuadro desolador. La división entre Hamas, que controla Gaza, y la Autoridad Palestina, con sede en Cisjordania, persiste y se profundiza. La falta de elecciones desde 2006 y el desgaste de líderes como Mahmud Abás, sumado al encarcelamiento prolongado de figuras como Marwan Barghouti, complican la posibilidad de un liderazgo unificado y efectivo que pueda capitalizar este reconocimiento internacional.

El historiador palestino Yezid Sayigh sintetiza la paradoja: 'Podrías traer al arcángel Miguel a la Tierra y ponerlo al frente de la Autoridad Palestina, pero no cambiaría nada. Porque hay que trabajar en condiciones que hacen imposible cualquier éxito'. Mientras tanto, voces como la abogada Diana Buttu insisten en que el reconocimiento podría ser valioso si va acompañado de acciones concretas, aunque advierte que lo urgente es detener la matanza y la destrucción en Gaza.

En el plano diplomático, la Declaración de Nueva York, apoyada por 142 países, plantea una hoja de ruta que incluye el desarme de Hamas, la unificación de Gaza y Cisjordania bajo un gobierno palestino legítimo y elecciones libres. Sin embargo, la implementación de estos puntos se ve amenazada por la negativa de Israel y la compleja geopolítica regional.

Este reconocimiento masivo, aunque simbólico en muchos aspectos, tiene consecuencias prácticas: permite a Palestina firmar tratados internacionales y que sus representantes sean tratados como embajadores plenos. Pero también implica responsabilidades y mayor escrutinio sobre su capacidad de gobernanza y seguridad.

Así, el escenario se presenta como un auténtico coliseo donde actores globales y regionales se enfrentan en un duelo de legitimidades y narrativas. El reconocimiento del Estado palestino no es un punto final, sino el inicio de una nueva etapa cargada de desafíos y riesgos. Mientras algunos ven en él una luz para la esperanza y la justicia, otros lo perciben como un paso que puede desencadenar más violencia y desestabilización.

En definitiva, esta historia muestra que la política internacional no es solo la suma de decisiones unilaterales, sino una compleja trama de intereses, símbolos y poder, donde la búsqueda de la paz se enfrenta a la realidad fragmentada de un pueblo dividido y a la resistencia de un Estado que se siente amenazado.

Fuentes consultadas incluyen reportajes y análisis de BBC News Mundo, La Tercera, BioBioChile, Reuters, The Guardian y El País, con datos verificados y perspectivas múltiples para ofrecer un panorama completo y matizado.