
Un nuevo capítulo en la campaña presidencial y parlamentaria de Chile se ha desplegado con la implementación de una estrategia que busca articular de manera más estrecha a la candidata Jeannette Jara con sus aspirantes al Congreso. A comienzos de octubre de 2025, el comando de Jara contrató a un grupo de 'ejecutivos de cuenta' que actúan como enlaces directos con los candidatos parlamentarios. La intención declarada es clara: ordenar y sincronizar las campañas para ganar terreno en un escenario electoral que se anuncia reñido.
Este movimiento, sin embargo, ha generado un debate que trasciende la mera logística. Por un lado, voces oficialistas como el diputado Boris Barrera (PC) destacan que esta figura no es nueva, sino una formalización de prácticas ya existentes, y que facilita el canal directo para que las demandas territoriales lleguen al programa presidencial. 'Tenemos una vinculación importante con el territorio. La gente, las organizaciones nos solicitan cosas que deberíamos incluir en el programa de nuestro candidato y necesitamos siempre una vía expedita para poder traspasar esas necesidades a la candidata y al comando', explicó Barrera, subrayando la necesidad de mantener ese puente entre terreno y comando central.
Desde la bancada PPD, Héctor Ulloa también ve con buenos ojos la iniciativa, enfatizando que esta coordinación es clave especialmente para candidatos novatos que enfrentan su primera campaña parlamentaria. 'Esperamos que quienes estén a cargo de esta labor sean personas idóneas y con experiencia, que realmente faciliten el trabajo territorial', afirmó, marcando el tono de una gestión que debe ser tanto técnica como política.
Pero no todos comparten este optimismo. Desde el Partido Radical, el diputado Tomás Lagomarsino manifestó su frustración ante la sobrecarga informativa que genera este sistema de enlaces. 'Es difícil prestarle atención a toda la información que se envía, producto de que hay una campaña parlamentaria también en curso', señaló, y añadió que las comunicaciones suelen tener una mirada nacional que no siempre conecta con las realidades regionales que él representa.
Esta tensión pone sobre la mesa una cuestión estructural: ¿puede un comando centralizado absorber y responder con eficacia a las múltiples demandas locales, o corre el riesgo de generar una burocracia que diluye la voz territorial? La experiencia histórica de las campañas chilenas ha mostrado que la desconexión entre centro y regiones puede ser un factor decisivo en los resultados electorales.
La estrategia de enlaces de Jara se implementa a menos de 50 días de las elecciones presidenciales y parlamentarias de 2025, en un contexto de alta competitividad y fragmentación política. La apuesta es que esta coordinación impulse una campaña más cohesionada y efectiva, pero los desafíos para su ejecución son evidentes.
En definitiva, este experimento político abre una ventana para observar cómo se negocian los espacios de poder dentro de las coaliciones y cómo se articula la representación en un país marcado por sus diversidades territoriales y sociales. La tensión entre centralización y autonomía regional no es nueva, pero en esta campaña se presenta con particular intensidad.
La verdad palpable es que, más allá de las buenas intenciones, la gestión de las campañas en Chile sigue enfrentando el desafío de equilibrar la unidad estratégica con la pluralidad de voces y realidades locales. La eficacia de la estrategia de enlaces de Jara solo podrá ser evaluada con el resultado electoral y la posterior capacidad de integración política de su coalición.
Fuentes consultadas incluyen reportajes y declaraciones recogidas por La Tercera, entrevistas con parlamentarios de PC, PPD y PR, y análisis de contexto electoral chileno 2025.