Presupuesto 2026 y la grieta política: Boric y Kast en el epicentro de un debate que trasciende la campaña

Presupuesto 2026 y la grieta política: Boric y Kast en el epicentro de un debate que trasciende la campaña
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Política
2025-11-14
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- Presidente Boric desafía públicamente la propuesta de recortes de Kast en cadena nacional.

- Kast responde con un plan de recortes en gasto político, prometiendo proteger beneficios sociales.

- Gobierno y oposición exhiben visiones irreconciliables sobre el manejo fiscal y el futuro social del país.

El 30 de septiembre de 2025, el Presidente Gabriel Boric utilizó la cadena nacional para presentar el Presupuesto del Estado para 2026, pero fue su alusión indirecta al candidato presidencial José Antonio Kast lo que encendió la mecha de un debate que ha evolucionado con fuerza en las semanas siguientes. En esa intervención, Boric advirtió que la propuesta de recortar 6.000 millones de dólares en el gasto público, sin detallar cómo, era "irresponsable e indeseable" porque implicaría afectar derechos sociales fundamentales como la Pensión Garantizada Universal (PGU).

Desde la vereda opuesta, Kast respondió con firmeza en redes sociales, asegurando que los recortes se harían exclusivamente en "gasto político" y que los beneficios sociales no serían tocados. Además, prometió iniciar una cruzada contra la corrupción dentro del gobierno actual, acusando a Boric de haber permitido que funcionarios corruptos se robaran recursos destinados a los sectores más vulnerables. "No Presidente. Vamos a recortar 6.000 millones de dólares en gasto político sin afectar beneficios sociales como la PGU", afirmó Kast en su réplica pública.

Este intercambio no se limitó a una disputa personal o electoral. La ministra secretaria general de Gobierno, Camila Vallejo, sostuvo que la alusión del Presidente era pertinente y que la propuesta de Kast carecía de un plan concreto, constituyendo una promesa vacía que podría poner en riesgo la protección de sectores sociales prioritarios. "Cuando en este debate se instala esta idea de recortar 6.000 millones de dólares en 18 meses, sin decir cómo, es una promesa sin plan", señaló la ministra.

Desde diversas perspectivas, este episodio refleja un choque profundo entre dos visiones sobre el rol del Estado, la responsabilidad fiscal y la justicia social. Los sectores progresistas enfatizan la necesidad de mantener y ampliar la protección social, vinculándola a un manejo fiscal serio pero comprometido con las urgencias de la población. En cambio, la derecha política insiste en la austeridad y la reducción del gasto público, apuntando a eliminar lo que consideran gastos innecesarios y corrupción, sin afectar los beneficios sociales.

En regiones, este debate ha generado inquietud entre actores sociales y expertos. Organizaciones sociales del sur y norte del país han expresado preocupación por la posibilidad de que recortes presupuestarios afecten programas de apoyo a comunidades vulnerables, mientras que sectores empresariales y gremiales valoran la propuesta de Kast como una señal de orden fiscal necesario para la estabilidad económica.

Analistas políticos coinciden en que este enfrentamiento público anticipa una campaña presidencial marcada por la polarización, pero advierten que el verdadero desafío estará en cómo se traduzcan estas propuestas en políticas públicas concretas y viables. El economista José Miguel Ahumada comenta: "El debate no es solo ideológico, sino técnico y político. La clave estará en la transparencia y en la capacidad de ambos sectores para presentar planes creíbles y sostenibles".

A casi seis semanas del episodio inicial, la discusión ha dejado en evidencia que la tensión entre responsabilidad fiscal y compromiso social no es un simple juego retórico, sino un conflicto de prioridades que definirá el rumbo del país en los próximos años. La ciudadanía, por su parte, se enfrenta a la tarea de discernir entre promesas y realidades, en un escenario donde las certezas son escasas y las consecuencias, palpables.

En conclusión, este capítulo del debate presupuestario exhibe la complejidad de un Chile dividido, donde la política se juega en un coliseo público y la arena es el destino de recursos que afectan directamente la calidad de vida de millones. La verdad que emerge es que no hay atajos ni soluciones mágicas: la tensión entre austeridad y justicia social continuará siendo el desafío central, con un país expectante y crítico ante cada movimiento de sus protagonistas.

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