
Un decreto que trasciende fronteras y cuestiona la institucionalidad. El 30 de septiembre de 2025, el presidente argentino Javier Milei firmó un decreto autorizando el ingreso de militares estadounidenses para participar en el ejercicio conjunto "Tridente", previsto entre el 20 de octubre y el 15 de noviembre en Mar del Plata, Ushuaia y Puerto Belgrano. Esta medida, que usualmente requiere la aprobación del Congreso según el artículo 75 de la Constitución argentina, fue justificada por el mandatario como una "situación excepcional" que impedía seguir los trámites ordinarios.
El origen y evolución del conflicto institucional se sitúa en la tensión entre el Ejecutivo y el Legislativo. Aunque el gobierno envió un proyecto de autorización al Parlamento, la Cámara de Diputados aún no lo había tratado cuando se emitió el decreto. Milei argumentó que la no participación afectaría "significativamente el adiestramiento naval" y destacó la importancia de la experiencia estadounidense para fortalecer las capacidades locales.
Desde una perspectiva política, la decisión ha generado un choque frontal. La coalición oficialista defiende la medida como necesaria para la modernización y profesionalización de las Fuerzas Armadas argentinas, resaltando la cooperación internacional como un pilar estratégico. En cambio, sectores opositores denuncian una vulneración de la soberanía nacional y un atropello a las normas constitucionales.
"Este tipo de decisiones no pueden tomarse por decreto, menos cuando involucran tropas extranjeras en nuestro territorio", afirmó una diputada del bloque opositor, reflejando el sentir de amplios sectores críticos.
En el plano social, la noticia despertó inquietud y debate. Organizaciones de derechos humanos y movimientos sociales cuestionaron la presencia militar estadounidense en la región, evocando la historia de intervenciones extranjeras y la delicada memoria colectiva. Por otro lado, algunos sectores urbanos y militares ven con optimismo la oportunidad de entrenamiento y acceso a tecnología avanzada.
Desde la región, la medida también es observada con atención. Países vecinos y organismos multilaterales han expresado preocupación por la unilateralidad del decreto y la posible escalada de tensiones en un contexto geopolítico complejo.
El ejercicio "Tridente" contempla la participación de hasta treinta efectivos de las fuerzas especiales navales estadounidenses, junto con unidades argentinas, en maniobras que incluyen escenarios marítimos y terrestres complejos. Según documentos oficiales, el objetivo es intercambiar técnicas y mejorar la capacidad de respuesta multinacional, incluyendo operaciones de combate y asistencia humanitaria.
Las verdades que emergen tras el ruido político y social apuntan a un país en disputa sobre su rumbo estratégico y el respeto a sus propias instituciones. La decisión presidencial, aunque legalmente cuestionable, refleja una apuesta por la alianza con Estados Unidos e Israel, considerados por Milei sus principales aliados en política exterior.
Sin embargo, la controversia ha evidenciado una fractura profunda en la sociedad argentina, donde la soberanía, la transparencia institucional y la memoria histórica se enfrentan a los imperativos de la seguridad y la modernización militar.
El desenlace de este episodio marcará no solo la relación bilateral entre Argentina y Estados Unidos, sino también la fortaleza de la democracia y el equilibrio de poderes en la región.
Fuentes consultadas incluyen Cooperativa.cl, análisis legislativo argentino, declaraciones oficiales del Ejecutivo y voces de la oposición y sociedad civil.