El Trono Vacío: Cómo el Cónclave de 2025 redefine el poder del Vaticano en un mundo en crisis

El Trono Vacío: Cómo el Cónclave de 2025 redefine el poder del Vaticano en un mundo en crisis
2025-07-09
  • El fallecimiento del Papa Francisco desató un duelo global y activó un proceso de sucesión que va más allá de lo religioso, convirtiéndose en un tablero geopolítico.
  • El Cónclave se perfila como un campo de tensión entre la continuidad de las reformas de Francisco y un posible giro conservador, reflejando las divisiones internas de la Iglesia.
  • La participación del cardenal chileno Fernando Chomali y la reacción del Estado chileno evidencian cómo la sucesión papal resuena en la esfera política y social de nuestro país.

A más de un mes del fallecimiento del Papa Francisco, ocurrido el 21 de abril de 2025, el eco de las campanas fúnebres ha sido reemplazado por el murmullo expectante de un mundo que observa las puertas cerradas de la Capilla Sixtina. El Cónclave, que reúne a 133 cardenales electores, no es solo un rito ancestral para designar al líder espiritual de 1.400 millones de católicos; es el epicentro de una disputa ideológica que definirá el rumbo de la Iglesia en una era marcada por la polarización, la desigualdad y la desconfianza institucional.

La Sombra de un Pontificado Transformador

El pontificado de Jorge Mario Bergoglio fue uno de contrastes. Su figura, celebrada globalmente por su enfático llamado a la justicia social y su cercanía con los "pobres del mundo", generó también profundas resistencias en los sectores más conservadores de la curia. Esta dualidad se manifestó hasta en su muerte. Mientras líderes mundiales y miles de fieles peregrinaban a Roma para un funeral que él mismo pidió fuera más sobrio, en su natal Argentina se celebraban misas multitudinarias para despedir al Papa que, paradójicamente, nunca regresó a su patria. La decisión de no visitar Argentina, según analistas, fue un cálculo político para evitar ser instrumentalizado en la profunda grieta política del país, un hecho que subraya la ineludible dimensión política de su papado.

La reacción internacional reflejó este complejo legado. En Chile, el gobierno del Presidente Gabriel Boric decretó tres días de duelo nacional y envió una delegación de alto nivel, encabezada por el canciller Alberto van Klaveren y los presidentes de ambas cámaras del Congreso, Manuel José Ossandón (RN) y José Miguel Castro (RN), un gesto que trasciende la separación Iglesia-Estado y reconoce el peso cultural del catolicismo en el país. En Estados Unidos, la respuesta osciló entre lo surrealista y lo trivial: el vicepresidente JD Vance describió como "bastante loco" su encuentro con un frágil Francisco horas antes de su deceso, mientras que el Presidente Donald Trump, al ser consultado por su candidato preferido, ironizó: "Me gustaría ser Papa".

El Cónclave: Entre la Continuidad y la Ruptura

El verdadero drama, sin embargo, se desarrolla ahora, bajo los frescos de Miguel Ángel. Los cardenales, incomunicados del mundo exterior con redes móviles bloqueadas, deben elegir más que un nombre. Deben decidir si el próximo Papa continuará la senda de Francisco —un pastor enfocado en las periferias, el diálogo interreligioso y una Iglesia menos dogmática— o si optarán por una figura que restaure un orden doctrinal más tradicional, visto por algunos como necesario para frenar la secularización en Occidente.

Desde Chile, la voz del único cardenal elector del país, el Arzobispo de Santiago Fernando Chomali, aporta una perspectiva local a este debate global. Con pragmatismo, Chomali ha descartado cualquier posibilidad de ser elegido ("no tengo ninguna posibilidad de ser papa"), pero ha delineado un perfil para el sucesor: una persona "fiel al Evangelio" capaz de generar unidad en una sociedad dividida. Su llamado a "no basta con llorar al papa, sino también preguntarse de qué manera uno, con lo que hace, genera unidad", resuena como un diagnóstico que aplica tanto a la Iglesia como a la sociedad civil.

Un Futuro Incierto Sellado por el Humo

Históricamente, los cónclaves son puntos de inflexión que reajustan la relación de la Iglesia con el poder y la sociedad. El de 2025 no es la excepción. La elección del sucesor de Francisco determinará si la apertura iniciada en la última década fue el comienzo de una nueva era o simplemente un paréntesis. Mientras el mundo espera la señal de la "fumata bianca", la pregunta fundamental permanece abierta: ¿elegirán los cardenales un pastor para un mundo en crisis o un guardián para una fortaleza doctrinal? La respuesta definirá no solo el futuro del catolicismo, sino también el rol de una de las instituciones más antiguas y poderosas del planeta en el siglo XXI.

Este tema ofrece una narrativa completa con un principio, desarrollo y un cierre provisional claro: el fallecimiento de una figura de influencia global, el análisis de su legado y el proceso de su sucesión. Permite examinar la intersección del poder religioso, la geopolítica y la reacción mediática global, mostrando cómo un evento tradicional se reinterpreta en el contexto contemporáneo. La evolución de la historia, desde el duelo inicial hasta las intrigas políticas del cónclave, proporciona una rica oportunidad para el análisis profundo de las estructuras de poder, la diplomacia y el cambio cultural.