La batalla por la Corte Suprema: nominaciones en disputa bajo la sombra del ministro Contreras

La batalla por la Corte Suprema: nominaciones en disputa bajo la sombra del ministro Contreras
Actualidad
Justicia Tribunales
2025-11-14
Fuentes
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- Presión política y cuestionamientos formales en la aprobación de dos nuevos ministros para la Corte Suprema.

- Divisiones claras entre senadores que defienden o rechazan a los candidatos, revelando alianzas inesperadas.

- Un juez influyente y polémico, Roberto Contreras, como eje oculto de la disputa que redefine el poder judicial chileno.

En las últimas semanas, el proceso para nombrar a dos nuevos ministros de la Corte Suprema chilena ha revelado un escenario complejo que va más allá de simples designaciones. El 29 de septiembre de 2025, la Comisión de Constitución del Senado aprobó a los candidatos Gonzalo Ruz y Omar Astudillo, aunque con reparos y abstenciones que anticipaban un enfrentamiento mayor en la sala plenaria. El epicentro de la controversia no es solo la idoneidad de los postulantes, sino la sombra que proyecta el ministro de la Corte de Apelaciones de San Miguel, Roberto Contreras, un juez con fuerte influencia y vínculos políticos que tensan la disputa.

Un poder judicial en el ojo del huracán

Roberto Contreras, cercano a sectores de izquierda y con un pasado ligado al destituido ministro Sergio Muñoz, emerge como el candidato que algunos senadores quieren ver en la Suprema, a pesar de no ser parte oficial de la quina presidencial. Esta situación ha generado un choque frontal entre quienes respaldan la nominación oficial del gobierno y quienes, desde distintas bancadas, presionan para que Contreras reemplace a uno de los candidatos propuestos.

El senador Pedro Araya (PPD) ha sido uno de los más críticos, argumentando que la quina de la cual fue seleccionado Astudillo no cumple con los requisitos constitucionales, pues uno de sus integrantes ya estaba jubilado al momento de la elección presidencial. Para Araya, esto invalidaría la selección y abriría la puerta para que Contreras sea considerado legítimamente.

Por otro lado, el ministro de Justicia Jaime Gajardo (PC) ha defendido el proceso, asegurando que la quina estaba completa y que la elección del Presidente se ajustó a la Constitución. Según Gajardo, tanto Ruz como Astudillo son candidatos con méritos sólidos y la polémica responde más a maniobras políticas que a vicios formales.

Voces enfrentadas y alianzas inesperadas

En este juego de poder, senadores de derecha como Sergio Gahona (UDI) y Francisco Chahuán (RN) se han sumado a la defensa de Contreras, pese a que el juez es percibido como cercano a la izquierda. Este cruce de intereses revela que las lealtades en el Senado no se alinean exclusivamente con las etiquetas políticas tradicionales, sino con estrategias para influir en la configuración del máximo tribunal.

"En la práctica, el Presidente escogió entre una cuaterna, lo que no corresponde", afirmó Araya, mientras que Gajona expresó dudas prudenciales sobre el procedimiento, absteniéndose en la votación de Astudillo pero reconociendo sus méritos.

Los candidatos, por su parte, han hecho un llamado a la independencia judicial y a la integridad en el ejercicio de sus funciones. Astudillo destacó que 'el juez no debe juzgar la ley, el juez debe juzgar con la ley', mientras que Ruz subrayó la importancia de la templanza y el compromiso con la probidad.

Más allá de la disputa: consecuencias y certezas

Este episodio no solo pone en tensión la designación de dos ministros, sino que refleja una batalla más profunda por el equilibrio de poder en el Poder Judicial chileno. La influencia de jueces como Contreras y las maniobras en el Senado evidencian cómo las decisiones judiciales pueden estar permeadas por dinámicas políticas y personales.

A casi dos meses de la controversia, la mayoría de los parlamentarios parecen converger en que Ruz y Astudillo serán finalmente visados para integrar la Corte Suprema, aunque la disputa ha dejado heridas y cuestionamientos que no se cerrarán con estas nominaciones. La judicialización de la política y la politización de la justicia son fenómenos que, en Chile, siguen desafiando la confianza ciudadana y la independencia del sistema.

En definitiva, la historia de estas nominaciones es un recordatorio de que el Poder Judicial no es un ente aislado, sino un campo de batalla donde convergen intereses, ideologías y alianzas inesperadas. La transparencia, la rigurosidad y la pluralidad de voces serán claves para que los futuros ministros puedan ejercer sin sombras y con la legitimidad que el país reclama.