Petro denuncia plan estadounidense para encarcelarlo: un capítulo más en la tensión entre Washington y Bogotá

Petro denuncia plan estadounidense para encarcelarlo: un capítulo más en la tensión entre Washington y Bogotá
Internacional
América Latina
2025-11-14
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- Acusación directa del presidente colombiano contra un senador republicano por conspirar contra su gobierno.

- Choque político entre la izquierda colombiana y sectores conservadores de EE.UU. con implicancias internacionales.

- Narrativa de victimización y resistencia en un contexto de denuncias sobre narcotráfico y gobernanza paramilitar.

El pasado 10 de noviembre, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, lanzó una acusación que ha sacudido la arena política regional y las relaciones bilaterales con Estados Unidos. Petro acusó al senador republicano Bernie Moreno, de Ohio, de "fraguar" un plan para encarcelarlo, señalando que esta maniobra busca silenciar sus denuncias contra la corrupción y los nexos entre el poder político tradicional y el narcotráfico en Colombia.

Esta denuncia no surge en el vacío. Durante años, Petro ha impulsado debates que incomodan a sectores conservadores, tanto dentro como fuera de Colombia, al señalar irregularidades en casos emblemáticos como el robo al Banco del Pacífico y la urbanización ilegal en Bogotá. Según el mandatario, "Lo que buscan es homogeneizar a América Latina como siervo obediente de un gobierno que no respeta las reglas de la soberanía y la democracia", en clara alusión a Washington.

La controversia se intensificó tras la publicación de una fotografía en la Casa Blanca, donde aparecen senadores estadounidenses junto a funcionarios con una carpeta que muestra imágenes de Petro y Nicolás Maduro vestidos con uniformes de prisión. Esta imagen ha sido interpretada como un símbolo de la estrategia estadounidense para desacreditar y eventualmente sancionar a Petro.

Desde la perspectiva de la derecha estadounidense, representada por Moreno y sus aliados, la acusación de Petro es una defensa ante investigaciones legítimas sobre presuntos vínculos irregulares. Para ellos, la figura del presidente colombiano está cuestionada por su cercanía a grupos considerados controvertidos y por políticas que, a su juicio, ponen en riesgo la estabilidad regional.

En el plano interno colombiano, la izquierda ve en estas acciones una continuación de la histórica persecución política que ha sufrido, vinculada a la resistencia contra estructuras de poder mafiosas y narcoparamilitares. "El pueblo de Colombia no los dejará", afirma Petro, reafirmando su compromiso con un cambio profundo en el país.

Analistas internacionales destacan que esta crisis no solo refleja tensiones bilaterales, sino que evidencia una disputa más amplia sobre la soberanía, el control político y la narrativa histórica en América Latina. La acusación de Petro pone en jaque la relación tradicional de subordinación a Estados Unidos y plantea un escenario donde las alianzas geopolíticas se reconfiguran.

Finalmente, la verdad que emerge con claridad es que la política colombiana sigue marcada por un entramado complejo donde la lucha contra el narcotráfico se entrelaza con intereses políticos y económicos tanto internos como externos. Las consecuencias visibles son una polarización creciente y un desgaste en la confianza hacia las instituciones internacionales.

Este episodio invita a reflexionar sobre la necesidad de un diálogo más honesto y transparente entre los países de la región y sus socios globales, buscando no solo la estabilidad, sino la justicia y la soberanía democrática para los pueblos latinoamericanos.