Senado y la Corte Suprema: tensiones latentes en la designación judicial que revelan grietas institucionales

Senado y la Corte Suprema: tensiones latentes en la designación judicial que revelan grietas institucionales
Actualidad
Política
2025-11-14
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- Disputa técnica entre Senado y Ejecutivo por la validez del proceso de nominación judicial.

- Dos candidatos enfrentan el escrutinio en un escenario cargado de cuestionamientos.

- Implicancias a largo plazo para la independencia y legitimidad del máximo tribunal chileno.

En un episodio que ha trascendido la mera formalidad institucional, la reciente audiencia en la Comisión de Constitución del Senado, realizada el 29 de septiembre, expuso con crudeza las tensiones que subyacen en la renovación de la Corte Suprema.El Senado escuchó a los candidatos Omar Astudillo y Gonzalo Ruz, propuestos por el Ejecutivo para ocupar vacantes en el máximo tribunal. Sin embargo, el trámite no fue un mero trámite: la discusión técnica sobre la legalidad del proceso de selección se convirtió en el centro del debate.

"La quina enviada al Gobierno ha perdido vigencia", argumentó el senador Pedro Araya (independiente-PPD), evidenciando una interpretación jurídica que cuestiona la validez del listado remitido para la nominación. Según Araya, la salida del ministro Muñoz Pardo en febrero debería haber obligado al Ejecutivo a devolver la quina para que la Corte Suprema completara el proceso.Este planteamiento confrontó directamente la postura del ministro de Justicia, Jaime Gajardo, quien sostuvo que la Constitución sólo exige completar la quina si el Senado rechaza al candidato presidencial.

Este desencuentro no es sólo un tecnicismo legal, sino que refleja una lucha por el control y la legitimidad en la designación de jueces que, en el fondo, afecta la percepción ciudadana sobre la independencia judicial. La tensión entre poderes también se manifiesta en la presión política que atraviesa el proceso, donde sectores parlamentarios y el Gobierno disputan no sólo nombres, sino la forma y fondo del sistema judicial.

Desde una mirada regional, la situación ha generado inquietud en provincias donde la influencia del máximo tribunal se siente en casos emblemáticos de derechos humanos y conflictos sociales, elevando la apuesta sobre quiénes serán los guardianes de la justicia en un país que aún arrastra heridas históricas.

Las voces ciudadanas, aunque dispersas, reflejan una mezcla de escepticismo y expectativa. Para algunos, esta disputa es un síntoma más de la politización de la justicia; para otros, una oportunidad para exigir mayor transparencia y participación en un proceso que tradicionalmente ha sido opaco.

A la luz de los hechos y las fuentes revisadas, se constata que la designación en la Corte Suprema no es un mero trámite burocrático sino un campo de batalla donde se juegan principios fundamentales. La falta de consenso sobre procedimientos legales y políticos revela una fractura institucional que podría tener consecuencias duraderas en la confianza pública y en la estabilidad del sistema judicial chileno.

Este episodio invita a reflexionar sobre la necesidad de reformas estructurales que transparenten y fortalezcan los mecanismos de selección judicial, evitando que las disputas políticas erosionen la legitimidad de la justicia. Mientras tanto, la Corte Suprema y el Senado continúan su danza tensa, con la ciudadanía expectante y el país observando cómo se resuelve esta tragedia institucional.