
Un inmigrante al mando de la Gran Manzana. El 5 de noviembre de 2025, Zohran Mamdani fue elegido alcalde de Nueva York, convirtiéndose en el primer musulmán y socialista en ocupar ese cargo en la ciudad más poblada de Estados Unidos. Su victoria, tras una campaña marcada por propuestas audaces y un discurso combativo, ha desatado una tormenta política y social que sigue reverberando semanas después.
Mamdani, nacido en Uganda en 1991 y de ascendencia india, llegó a Estados Unidos a los siete años. Ciudadano desde 2018, su carrera política comenzó en Queens, donde fue legislador estatal. Su estilo carismático, uso experto de redes sociales y propuestas de corte progresista —como la congelación de arriendos, buses y guarderías gratuitas— lo catapultaron de un perfil casi desconocido a la cima del poder local.
“Nueva York seguirá siendo una ciudad de inmigrantes, construida e impulsada por ellos, y desde esta noche, gobernada por uno”, proclamó en su discurso de victoria, desafiando directamente a Donald Trump, quien había amenazado con recortar fondos federales a la ciudad si Mamdani ganaba.
Desde la izquierda progresista, Mamdani es visto como un símbolo de esperanza y renovación. Líderes como Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez lo respaldaron, destacando su agenda para hacer la ciudad más asequible y justa. Para sus seguidores, representa un antídoto contra la desesperanza y la desigualdad que aquejan a Nueva York.
Por su parte, los republicanos y sectores conservadores lo califican de radical peligroso. Trump lo llamó “pequeño comunista” y sus críticos resaltan declaraciones pasadas en las que Mamdani defendió recortes policiales y adoptó posturas controvertidas sobre Israel y Palestina. Para ellos, su victoria es un riesgo para la seguridad y la estabilidad.
Incluso dentro del Partido Demócrata, su figura genera disonancia. Algunos moderados y miembros del establishment lo consideran demasiado extremista o imprudente, preocupados por la retórica incendiaria y su capacidad para gobernar una ciudad compleja. Sin embargo, otros reconocen que su triunfo evidencia la necesidad de conectar con un electorado desencantado y fragmentado.
La elección de Mamdani no es solo un cambio generacional, sino un giro hacia una política más identitaria y polarizada. Su habilidad para movilizar a sectores jóvenes y diversos ha puesto en jaque a las estructuras tradicionales, evidenciando la crisis de representación que atraviesan los partidos convencionales.
La amenaza de Trump de retirar fondos federales, aunque no se ha concretado, tensiona la relación entre la ciudad y el gobierno central, presagiando un pulso político que podría afectar recursos clave para servicios públicos.
Además, la agenda de Mamdani enfrenta el desafío de traducir promesas audaces en políticas viables en un contexto urbano con múltiples intereses contrapuestos y una burocracia resistente.
La historia de Zohran Mamdani es una invitación a repensar la política contemporánea: ¿puede un outsider con un discurso radical gobernar eficazmente una metrópoli global? ¿Hasta qué punto la polarización mediática refleja realidades o alimenta miedos infundados? ¿Qué lecciones deja esta elección para otros sistemas democráticos en crisis?
Lo cierto es que, más allá de las etiquetas, Mamdani ha puesto en el centro del debate la cuestión migratoria, la justicia social y la representatividad, temas que seguirán marcando la agenda pública en Estados Unidos y más allá.
Fuentes consultadas incluyen reportajes de La Tercera, El País, Financial Times y análisis políticos de académicos estadounidenses.