Chile y China consolidan una asociación estratégica integral: ¿un equilibrio pragmático o una dependencia creciente?

Chile y China consolidan una asociación estratégica integral: ¿un equilibrio pragmático o una dependencia creciente?
Internacional
América Latina
2025-11-14
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- Relación histórica de más de cinco décadas entre Chile y China, con hitos diplomáticos y comerciales clave.

- Agenda multifacética que abarca energía, innovación y cooperación cultural, buscando diversificación y sostenibilidad.

- Debate abierto sobre los riesgos y beneficios, con voces que resaltan desde el pragmatismo económico hasta preocupaciones sobre soberanía y equidad.

Una alianza que ha madurado con el tiempo. El 15 de diciembre de 2025, Chile y China celebraron 55 años de relaciones diplomáticas, un vínculo que comenzó en 1970 y que ha evolucionado desde un simple reconocimiento hasta una asociación estratégica integral. Este aniversario coincide con otros hitos: los 76 años de la República Popular China, dos décadas del Tratado de Libre Comercio (TLC) y la décima edición de Chile Week China, eventos que simbolizan la profundidad y complejidad de esta relación.

El pragmatismo como motor principal. Desde la perspectiva oficial, como señala el ministro Alberto van Klaveren, la relación se basa en el respeto mutuo y la adhesión al principio de “una sola China”, lo que ha permitido un diálogo fluido y acuerdos concretos. La visita del presidente Gabriel Boric a China en mayo de 2025 marcó un punto de inflexión, con compromisos claros en áreas como la transición energética, cadenas de valor sostenibles, innovación tecnológica y cooperación en ciencia antártica. “Buscamos entendimientos sin renunciar a nuestros principios”, afirmó el ministro, reflejando el equilibrio delicado entre pragmatismo y soberanía.

Diversificación regional y sectorial. La relación no se limita a la capital o a las grandes ciudades: regiones chilenas y provincias chinas han estrechado lazos, promoviendo intercambios académicos, comerciales y culturales. La apertura del Consulado General en Chengdú, hace cinco años, ha acercado a Chile al corazón tecnológico y académico del interior de China, ampliando horizontes más allá de los centros tradicionales. En paralelo, Chile Week China se ha consolidado como plataforma para posicionar sectores emergentes y conectar con polos de demanda y financiamiento.

Visiones contrapuestas: oportunidad versus riesgo. Sin embargo, la narrativa oficial convive con críticas y cuestionamientos. Desde sectores académicos y de la sociedad civil, se advierte sobre la posible dependencia económica y tecnológica de China, un gigante con intereses globales cada vez más estratégicos. “La relación debe ser equilibrada para no hipotecar nuestra autonomía ni nuestros estándares sociales y ambientales”, señala una experta en relaciones internacionales. Por otro lado, actores empresariales y regionales destacan la oportunidad que representa para Chile diversificar mercados, atraer inversión y acelerar la innovación.

Actualización del TLC y desafíos futuros. El tratado, que ha sido clave para sortear crisis como la pandemia y fortalecer la resiliencia de las cadenas de valor, está en proceso de actualización. Los objetivos incluyen abrir espacio al comercio digital, servicios, productos con mayor valor agregado y un apoyo decidido a las pymes. También se busca elevar los estándares ambientales y sociales, en línea con las demandas globales y locales. Esta actualización es vista como una prueba de fuego para la capacidad de Chile de negociar desde una posición de equilibrio y no de subordinación.

Verdades constatadas y consecuencias visibles. Tras más de medio siglo de relación, queda claro que Chile y China han construido un vínculo pragmático que combina historia, economía y diplomacia. La relación ha permitido a Chile expandir sus mercados, atraer inversión y participar en proyectos de innovación y sostenibilidad. Pero también ha puesto en evidencia tensiones inherentes a cualquier vínculo asimétrico: la necesidad de cuidar la autonomía política, la equidad social y la sustentabilidad ambiental.

El desafío para Chile será mantener esta asociación en un marco de diálogo abierto, plural y crítico, donde las voces disonantes sean parte del debate y no solo un ruido de fondo. La historia reciente muestra que la distancia temporal y la reflexión profunda permiten comprender mejor los riesgos y las oportunidades, evitando decisiones apresuradas que puedan hipotecar el futuro. En este escenario, la relación con China no es solo un tema bilateral, sino un espejo de las tensiones globales y locales que definen el siglo XXI.