Elecciones Presidenciales 2025 en Chile: Un giro inevitable entre miedo y fragmentación política

Elecciones Presidenciales 2025 en Chile: Un giro inevitable entre miedo y fragmentación política
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Elecciones
2025-11-15
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- Voto obligatorio con multas inéditas para quienes no participen.

- Derecha fragmentada y debate sobre voto útil en un escenario de triple empate.

- El mundo observa un Chile en tensión por seguridad, migración y un posible cambio de rumbo.

Chile se encuentra en la antesala de una elección presidencial y parlamentaria que, más allá de ser una rutina democrática, representa un verdadero campo de batalla político y social. El 16 de noviembre de 2025, 15,7 millones de ciudadanos están convocados a votar en un proceso que incluye voto obligatorio y multas que oscilan entre 0,5 y 1,5 UTM (aproximadamente $33.000 a $99.000 pesos chilenos) para quienes no acudan a sufragar. Esta medida, inédita en el país desde la restauración democrática, ha generado un debate intenso sobre la participación ciudadana y la coerción estatal.

En el terreno político, la derecha chilena se enfrenta a un escenario fragmentado y complejo. La irrupción del libertario Johannes Kaiser ha trastocado las estrategias tradicionales de Chile Vamos y Republicanos, donde Evelyn Matthei y José Antonio Kast debían disputar el liderazgo opositor. El senador Luciano Cruz-Coke (Evópoli) advirtió que "Kaiser se ha 'comido' la votación de Kast y, por ende, una segunda vuelta entre Kaiser y Jara hace bien probable que Jara sea más competitiva". Por ello, desde Chile Vamos se impulsó un llamado a la "sensatez" y al voto útil, promoviendo a Matthei como la carta con mayores opciones para derrotar a la candidata oficialista.

La izquierda, por su parte, liderada por Jeannette Jara, se muestra expectante pero cautelosa. Jara encabeza las encuestas para la primera vuelta, aunque con escasas probabilidades en un eventual balotaje. La candidata oficialista ha criticado la incapacidad de la derecha para unificarse, señalando que "con Kast y Kaiser que quieren anular a Chile Vamos, es bien difícil que la derecha pueda gobernar". Su discurso intenta distanciarse de la impopularidad del actual gobierno de Gabriel Boric, buscando consolidar una base sólida en un clima dominado por la inseguridad y la migración.

El contexto social que envuelve esta elección es de una tensión palpable. Según reportes internacionales, incluyendo The Economist y Bloomberg, el miedo al crimen, la migración descontrolada y la percepción de deterioro social dominan el debate público. Un 63% de los chilenos declara preocupación por la violencia, mientras que los temas migratorios han escalado hasta convertirse en eje central de las campañas. La derecha ha capitalizado esta preocupación, con propuestas que van desde campos de detención hasta medidas más severas, mientras la izquierda apuesta por un enfoque más social y de derechos.

El mundo observa a Chile como un termómetro regional. Medios como The Wall Street Journal destacan que, independientemente del resultado, Chile sigue siendo un ejemplo de instituciones robustas en medio de una región convulsionada. La elección podría marcar un giro hacia la derecha, siguiendo tendencias similares en Argentina, Ecuador y Bolivia, o bien mantener el rumbo progresista que ha caracterizado la última década.

El sistema electoral también presenta novedades. Los votantes deberán doblar el voto en determinadas regiones, con papeletas separadas para presidente, senadores y diputados, y la votación en el extranjero limitada solo a la presidencia. Además, la eventual segunda vuelta está programada para el 14 de diciembre, en caso de que ningún candidato alcance mayoría absoluta.

Las consecuencias de esta elección se proyectan más allá del domingo. La composición del Congreso podría cambiar radicalmente, con la derecha alcanzando mayoría parlamentaria por primera vez en más de dos décadas, lo que impactaría en la gobernabilidad y en la agenda legislativa del próximo gobierno.

En conclusión, las elecciones presidenciales de 2025 en Chile se configuran como un coliseo donde se enfrentan el miedo social, la fragmentación política y la expectativa de cambio. La tensión entre la urgencia de seguridad y la búsqueda de justicia social, la división interna de la derecha y la resistencia de la izquierda forman un drama que tiene a la ciudadanía como espectadora y protagonista a la vez. Las urnas no solo decidirán un nombre, sino el rumbo que Chile tomará en los próximos años, en un contexto regional y global marcado por la incertidumbre y el desafío democrático.