Europa y Rusia en Ucrania: un pulso que redefine la guerra y la diplomacia

Europa y Rusia en Ucrania: un pulso que redefine la guerra y la diplomacia
Internacional
Conflictos
2025-11-15
Fuentes
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- Diez países europeos respaldan a Ucrania en un comunicado conjunto para que no ceda territorio a Rusia.

- Rusia descarta negociar una paz justa, acusando a Europa y Kiev de falta de voluntad.

- Estados Unidos y la Unión Europea enfrentan tensiones internas sobre la ayuda financiera y el futuro del conflicto.

El tablero europeo de la guerra en Ucrania ha experimentado un giro que, a un mes de distancia, revela más que simples declaraciones diplomáticas. El 21 de octubre de 2025, once líderes europeos, junto al presidente ucraniano Volodímir Zelenski, emitieron un comunicado conjunto exigiendo que la línea del frente actual sea el punto de partida para cualquier negociación de paz. Esta postura se presentó como un rechazo frontal a las presiones del expresidente estadounidense Donald Trump, quien había instado a Ucrania a ceder territorios clave a Rusia para avanzar en un acuerdo, en línea con la retórica del Kremlin.

Pero esta declaración no es solo un acto de solidaridad, sino un reflejo de las tensiones internas y las limitaciones que enfrentan los aliados de Kiev. Por un lado, la Unión Europea reconoce que Ucrania se encuentra financieramente al borde del abismo, con fondos garantizados solo hasta el primer trimestre de 2026. Por otro, la reticencia de algunos países europeos, como Bélgica, a comprometerse plenamente con el uso de activos rusos congelados para financiar la defensa ucraniana, evidencia las dudas legales y políticas que atraviesan el bloque.

En el otro extremo, el 27 de septiembre de 2025, el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, en la Asamblea General de la ONU, negó cualquier interés de Moscú en negociar una paz justa con Kiev o Europa. Lavrov acusó a Occidente de buscar una derrota estratégica de Rusia y defendió la expansión de la OTAN hacia las fronteras rusas como una amenaza inaceptable, justificando así la postura beligerante de Moscú.

Este choque de discursos revela un conflicto no solo armado, sino narrativo y político, donde cada actor busca consolidar su posición antes de sentarse a negociar.

### Perspectivas políticas en tensión
Desde el bloque europeo, la declaración conjunta firmada por líderes de Reino Unido, Alemania, Francia, Italia, Polonia, y otros, junto con Zelenski, representa un intento de apuntalar la posición de Ucrania y evitar concesiones territoriales que puedan debilitar su futuro. Sin embargo, esta unidad se enfrenta a la realidad de presupuestos nacionales ajustados, debates internos sobre la duración del apoyo y la creciente fatiga social en algunos países.

En Estados Unidos, la administración actual muestra un enfoque pragmático, intentando facilitar soluciones realistas, pero también condicionando el apoyo a Ucrania a ciertas exigencias políticas y estratégicas, lo que genera tensiones con sectores más incondicionales al gobierno ucraniano.

Por su parte, Rusia mantiene una postura intransigente, negando voluntad de paz y justificando su política en la defensa de sus intereses de seguridad y la protección de las poblaciones rusohablantes en Ucrania. La reciente negativa de Lavrov a negociar y la insistencia en que Occidente es el agresor consolidan la narrativa de Moscú, aunque también evidencian su aislamiento diplomático.

### Voces ciudadanas y consecuencias regionales
En Ucrania, la sociedad vive entre la esperanza de una resolución favorable y el desgaste de un conflicto que ya supera los tres años. Las demandas de mantener la integridad territorial chocan con la realidad de una guerra prolongada y el desgaste económico.

En Europa, la opinión pública se divide entre quienes apoyan firmemente a Kiev y quienes cuestionan la continuidad del esfuerzo bélico, temiendo un impacto económico y social creciente.

### Constataciones y aprendizajes
Este enfrentamiento diplomático y militar, lejos de acercar una solución, ha profundizado la fragmentación entre los actores involucrados. La exigencia europea de mantener la línea de frente actual como base para negociaciones refleja un intento de preservar la soberanía ucraniana, pero también reconoce la realidad de un terreno ganado por Rusia. La negativa rusa a negociar una paz justa, expresada en la ONU, confirma que Moscú busca una reconfiguración del orden regional favorable a sus intereses, sin concesiones significativas.

El uso de activos congelados rusos para financiar a Ucrania abre un nuevo capítulo en la guerra económica, pero también plantea interrogantes legales y éticos que la Unión Europea deberá resolver.

En suma, este escenario muestra un conflicto enraizado en intereses estratégicos divergentes, con narrativas enfrentadas que dificultan la construcción de una paz duradera. La guerra en Ucrania se ha convertido en un espejo donde se reflejan tensiones globales, regionales y nacionales, y donde la resolución dependerá tanto de la fuerza en el terreno como de la habilidad diplomática para superar desconfianzas históricas y actuales.