
En medio de la recta final de la campaña presidencial, Jeannette Jara, candidata de Unidad por Chile, ha intensificado sus reuniones con distintos sectores de la izquierda, buscando consolidar una base amplia de respaldo que trascienda el oficialismo. El 5 de noviembre, su encuentro con el Partido Popular, liderado por el dirigente sindical Cristian Cuevas, fue un paso más en esta estrategia que pretende amalgamar a trabajadores, ecologistas y fuerzas progresistas en torno a un programa que prioriza la justicia social, el crecimiento con equidad y el fortalecimiento del Estado para garantizar derechos universales.
"Esta articulación política es fundamental para enfrentar los desafíos país con visión de futuro, con gobernabilidad responsable, pero también con convicción de cambio", afirmó Jara durante la reunión. Desde el Partido Popular, en tanto, valoraron la instancia como un esfuerzo por fortalecer la unidad en la izquierda y asegurar que el proyecto transformador se exprese con fuerza en las urnas.
Sin embargo, esta aparente cohesión esconde tensiones profundas. El Partido Comunista (PC), aunque respaldando formalmente la candidatura de Jara, mantiene una distancia crítica respecto al carácter político y programático de su abanderada. Lautaro Carmona, presidente del PC, ha dejado claro que la prioridad del partido es preservar su identidad leninista y revolucionaria, sin ceder a las tentaciones socialdemócratas que, según su visión, diluirían la esencia del proyecto comunista chileno.
"El Partido Comunista solo es incondicional a sí mismo", ha señalado Carmona, recordando que para Lenin lo fundamental era fortalecer el Partido antes que el Estado. Esta perspectiva se traduce en una desconfianza hacia la definición de Jara como candidata de la centroizquierda, y a su intento de desmarcarse de la militancia comunista en aras de una mayor aceptación electoral.
Desde el PC advierten que los posibles desacuerdos y tironeos internos que se han manifestado en la campaña son un anticipo de las dificultades que podría enfrentar un eventual gobierno de Jara, tensionado entre la necesidad de gobernabilidad y la defensa de las líneas ideológicas del partido. La experiencia con gobiernos anteriores, como los de Bachelet y Boric, donde el PC mantuvo un pie en el gobierno y otro en la calle, se presenta como un antecedente que podría agravarse bajo la presidencia de una militante comunista con aspiraciones socialdemócratas.
"La candidatura pasa, el Partido permanece", resume Patricio Hales, ex diputado y ex embajador, en una reflexión que subraya la prioridad del PC por cuidar su proyecto a largo plazo, aún a costa de tensiones internas y desafíos electorales inmediatos.
Este escenario pone en evidencia la complejidad de la izquierda chilena en 2025: una coalición que busca unidad para ganar, pero que enfrenta profundas disonancias sobre su identidad, estrategia y horizonte político. Mientras Jara apuesta por una alianza amplia y pragmática, el PC protege celosamente su legado revolucionario y su autonomía doctrinaria.
Las consecuencias de esta dinámica serán cruciales para el futuro político del país. Un eventual gobierno de Jara podría estar marcado por conflictos internos que limiten su capacidad de acción y generen incertidumbre sobre la dirección de las reformas prometidas. A la vez, la tensión entre pragmatismo y ortodoxia puede alimentar debates más amplios sobre el rumbo de la izquierda chilena y su relación con el Estado y la sociedad.
En definitiva, la historia que se ha ido tejiendo en estas semanas no es solo la de una campaña electoral, sino la de un choque de proyectos y visiones que define, en clave política y simbólica, el alma misma de la izquierda chilena en esta nueva etapa.
2025-09-26
2025-11-05