Dos meses después de que los primeros acordes de 'Hello' resonaran en Cardiff, poniendo fin a dieciséis años de silencio y hostilidad pública, la reunión de Oasis ha dejado de ser una quimera para convertirse en un fenómeno cultural tangible. La gira mundial, que tiene una esperada parada en el Estadio Nacional de Chile en noviembre, no es solo el regreso de una banda, sino la puesta en escena de una de las treguas más complejas y mediáticas de la música contemporánea. Con los primeros conciertos ya realizados, el veredicto del público y la crítica es unánime en lo musical: la magia está intacta. Sin embargo, el análisis profundo revela una narrativa mucho más matizada que la simple historia de dos hermanos que hicieron las paces.
La disolución de Oasis en 2009 en París fue tan explosiva como su música. Lo que siguió fue más de una década de carreras solistas exitosas pero paralelas, alimentadas por una guerra de declaraciones que convirtió a Twitter en su campo de batalla personal. Por eso, cuando a mediados de 2025 comenzaron los ensayos, la pregunta no era si sonarían bien, sino cómo habían logrado volver a compartir un mismo espacio.
El primer concierto en Gales ofreció una imagen icónica: Liam y Noel Gallagher, de la mano, saludando a 75.000 fanáticos. Un gesto de unidad que, sin embargo, se diluyó durante las dos horas de espectáculo. Las crónicas describen una interacción mínima, casi nula. Una distancia profesional con el guitarrista y miembro fundador Paul 'Bonehead' Arthurs ubicado estratégicamente entre ambos, como un pacificador silencioso. Esta dualidad —la potencia musical cohesionada y la frialdad personal— se ha convertido en el eje central para comprender la naturaleza de esta reunión.
La narrativa sobre el origen de esta tregua es polifónica y, por momentos, contradictoria, lo que invita a una reflexión más allá del titular fácil.
Para el público chileno, la historia de Oasis tiene capítulos propios. La memoria colectiva de los fanáticos locales atesora la visita de Noel Gallagher en 1998 a los estudios de la radio Rock&Pop. Horas antes de su debut en San Carlos de Apoquindo, el compositor actuó como DJ, programó a sus héroes y hasta opinó sobre Los Tres, quedando impresionado con el beat de "Bolsa de Mareo". Este episodio, recordado por una generación, cimenta la idea de que la relación de Oasis con Chile trasciende el mero circuito de giras, creando una expectativa que mezcla la nostalgia de los noventa con la curiosidad por presenciar este nuevo y complejo capítulo.
La gira de Oasis avanza con un éxito comercial y de crítica arrollador. Las canciones, himnos para más de una generación, demuestran su vigencia y poder de convocatoria. El tema ya no es si la reunión era posible, sino qué significa realmente. ¿Asistimos a una reconciliación genuina, catalizada por la madre y un viejo amigo? ¿O somos testigos de un pragmático acuerdo de negocios entre dos artistas que entienden que juntos son más grandes que sus partes?
La respuesta, probablemente, yace en la intersección de todas estas verdades. Oasis ha vuelto, no para resolver sus contradicciones, sino para ponerlas sobre el escenario. Han logrado una tregua, una paz funcional que permite que la música hable por ellos, dejando que el público decida si, después de todo, el 'Wonderwall' que los separaba fue derribado o simplemente aprendieron a cantar a través de sus grietas.