Desempleo en Chile supera el 10%: la urgencia invisible de un drama estructural: respuestas insuficientes y debates sin consenso

Desempleo en Chile supera el 10%: la urgencia invisible de un drama estructural: respuestas insuficientes y debates sin consenso
Economía
Trabajo y Empleo
2025-11-15
Fuentes
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- Desempleo femenino en alza récord, con jóvenes y madres como principales afectadas.

- Automatización y rigidez laboral profundizan la crisis estructural del empleo.

- Gobierno y actores sociales divididos sobre soluciones inmediatas y reformas necesarias.

El desempleo en Chile ha cruzado una barrera simbólica y dolorosa: el 10%, un nivel que no se veía desde los momentos más críticos de la pandemia. Según datos oficiales del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en el último trimestre móvil la tasa nacional alcanzó un 10,1%, con un crecimiento sostenido en el desempleo femenino, que llegó a 9,7%, y una brecha de género que se amplía, especialmente entre mujeres jóvenes y aquellas con hijos pequeños. Este fenómeno no es un accidente coyuntural, sino la expresión palpable de un entramado de problemas estructurales que han ido madurando durante años y que hoy golpean con mayor fuerza a los sectores más vulnerables de la población laboral chilena.

Un mercado laboral en crisis: ¿qué está pasando?

El aumento del desempleo no puede entenderse sin considerar la transformación profunda que atraviesan los sectores productivos. La construcción, la agroindustria y la industria manufacturera han visto una caída sostenida en la contratación, mientras que la automatización avanza aceleradamente, desplazando a miles de trabajadores con tareas rutinarias. La construcción, en particular, destaca por su baja productividad relativa en comparación con países de la OCDE, lo que podría explicar su resistencia a modernizar procesos y, por ende, a generar empleo estable.

Al mismo tiempo, el sector servicios y actividades con mayor nivel educacional concentran la creación de empleo, pero no logran absorber la demanda creciente de mano de obra, especialmente femenina y joven. La informalidad, aunque ha disminuido levemente, sigue afectando a más del 25% de los trabajadores, lo que añade precariedad a la ecuación.

Voces en pugna: ¿por qué no se actúa con urgencia?

El debate político y social se ha polarizado en torno a las causas y las soluciones. Desde la derecha, se enfatiza la necesidad de flexibilizar el mercado laboral y reducir la sobrerregulación que, según ellos, desincentiva la contratación formal. Argumentan que medidas como la ley de conciliación y la regulación del teletrabajo, aunque bien intencionadas, han tenido efectos contraproducentes.

Por otro lado, organizaciones sociales y expertas en género, como la presidenta ejecutiva de ChileMujeres, denuncian la falta de políticas activas e inmediatas para enfrentar el desempleo femenino, especialmente entre madres con hijos en edad preescolar. 'Es inaceptable que casi medio millón de mujeres estén buscando trabajo sin encontrarlo, mientras las políticas públicas brillan por su ausencia', señalan, proponiendo la restauración y ampliación de subsidios focalizados para incentivar la contratación en micro, pequeñas y medianas empresas.

El gobierno, por su parte, ha mostrado una respuesta tibia y fragmentada. Si bien reconoce la gravedad del problema, las reformas estructurales avanzan lentamente y las medidas transitorias no terminan de implementarse con la urgencia que la situación demanda.

El espejo internacional: ¿qué hacen otros países?

Comparativamente, países como Estados Unidos han adoptado una postura más proactiva ante el deterioro del mercado laboral. La Reserva Federal ha ajustado sus tasas de interés para estimular la economía y mitigar el impacto del desempleo, mientras que en Chile la política monetaria y laboral parecen desconectadas del drama social que viven miles de familias. Esta diferencia refleja no solo prioridades distintas, sino también la capacidad y voluntad política para enfrentar desafíos estructurales complejos.

Constataciones y consecuencias

La evidencia es clara: el desempleo en Chile no es solo una cifra, sino un síntoma de una crisis más profunda que combina rigidez laboral, insuficiente modernización productiva y ausencia de políticas públicas focalizadas y efectivas.

La persistencia de altos niveles de cesantía, especialmente entre mujeres jóvenes y madres, y la falta de una respuesta integral y coordinada, auguran un escenario donde la desigualdad social y económica se profundice. La tensión entre flexibilización y protección, entre inversión y equidad, sigue sin resolverse, dejando a los trabajadores en el centro del coliseo, expuestos a la incertidumbre y la precariedad.

El desafío para Chile es mayúsculo: requiere no solo medidas inmediatas para aliviar la emergencia, sino también reformas estructurales que permitan un mercado laboral más inclusivo, adaptable y resiliente. La historia reciente muestra que ignorar estos problemas solo profundiza la tragedia social, y el tiempo para actuar con decisión se agota.

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Fuentes: Instituto Nacional de Estadísticas (INE), ChileMujeres, Diario Financiero, La Tercera, análisis de economistas David Bravo y Juan Bravo, informes OCDE, datos de automatización sectorial y reportes internacionales sobre política monetaria.