
Un crecimiento que no es solo números, sino un reflejo de las tensiones y transformaciones en el ecosistema financiero regional.
Según el 23º Global Payments Report de Boston Consulting Group (BCG), América Latina liderará el crecimiento mundial en ingresos por medios de pago con una tasa anual compuesta de 7,9% entre 2024 y 2029, casi el doble del promedio global del 4%. Este fenómeno se explica por una combinación de factores: la adopción creciente de pagos digitales, la diversidad de modelos de negocio y las dinámicas propias de cada país.
En Chile, el crecimiento proyectado es del 8% anual, manteniendo la velocidad exhibida en el periodo 2019-2024, cuando los ingresos pasaron de US$5 mil millones a US$7 mil millones. Este ritmo sólido, aunque estable, contrasta con las explosivas tasas de países vecinos como Perú y Argentina, donde el crecimiento se apalanca en la rápida adopción de transferencias cuenta a cuenta (A2A).
La región no es un bloque homogéneo. Mientras Argentina y Perú avanzan con fuerza en métodos innovadores como las transferencias A2A, Chile y Colombia mantienen un modelo más tradicional, centrado en el uso intenso de tarjetas de crédito y débito. Gonzalo Troncoso, Managing Director & Partner de BCG, señala que "Chile es un país muy fuerte en tarjeta de débito y crédito, más que cualquier otro medio de pago".
Esta preferencia por las tarjetas explica que, aunque la adopción de nuevas tecnologías como las transferencias en tiempo real o los stablecoins está en aumento, el grueso de los ingresos sigue concentrado en las transacciones con tarjetas.
El crecimiento del sector no está exento de desafíos. La reciente implementación de la Ley Fintech en Chile introduce nuevas exigencias regulatorias que, según expertos, implican costos y esfuerzos para las empresas emergentes. Sin embargo, también abren una ventana de oportunidad para que estas compañías innovadoras impulsen nuevos medios de pago y servicios financieros.
"Las FinTechs tendrán que cumplir con regulaciones que les costará dinero y esfuerzo, pero también hay una oportunidad para introducir nuevos medios de pago", explica Troncoso.
Además, el avance del Open Finance promete transformar la industria al facilitar que más actores accedan y utilicen información financiera, potenciando la competencia y la innovación.
Desde el sector tradicional, hay quienes valoran la estabilidad y la confianza que generan los sistemas basados en tarjetas, mientras que voces más disruptivas advierten que la falta de adopción acelerada de nuevas tecnologías podría limitar la inclusión financiera y la eficiencia del mercado.
En el plano social, algunos sectores reclaman que la expansión de medios digitales debe ir acompañada de políticas que aseguren el acceso equitativo y la protección de datos personales, evitando que la brecha digital se profundice.
El crecimiento sostenido de los medios de pago en Chile y América Latina refleja un ecosistema en transición, donde convergen modelos tradicionales y nuevas tecnologías. La región se encuentra en un punto de inflexión, con oportunidades claras para innovar, pero también con desafíos regulatorios y sociales que deben ser gestionados con cuidado.
El caso chileno, con su crecimiento estable y su fuerte arraigo en las tarjetas, ejemplifica una madurez del mercado que podría servir como base para la incorporación gradual de nuevas formas de pago, siempre que se simplifique la experiencia para el usuario y se fomente la formalización del mercado.
Finalmente, la narrativa que emerge no es una de sustitución radical, sino de coexistencia y adaptación, en la que el pulso entre innovación y regulación, tradición y cambio, marcará el ritmo de los próximos años en el sistema de pagos regional.
Fuentes: Boston Consulting Group (23º Global Payments Report, septiembre 2025), declaraciones de Gonzalo Troncoso, análisis sectoriales y reportes regulatorios recientes.
2025-11-08