
A fines de septiembre de 2025, el presidente Gabriel Boric emprendió una gira diplomática a Nueva York para participar en la 80ª Asamblea General de la ONU y la Cumbre del Clima 2025. El mandatario llegó acompañado por una comitiva que incluyó a la expresidenta Michelle Bachelet, figuras del Senado y miembros del gabinete, con el objetivo declarado de reforzar el multilateralismo, promover el derecho internacional y defender los derechos humanos.
Desde la perspectiva oficial, esta participación representa un hito para Chile en el escenario internacional: 'Chile reafirma su compromiso con la democracia y la protección del medioambiente', señaló el propio Boric. La agenda incluyó intervenciones en foros de alto nivel, reuniones bilaterales con líderes globales y la presencia en la reunión "En defensa de la democracia" junto a mandatarios de Brasil, España, Colombia y Uruguay.
Sin embargo, la visita no estuvo exenta de críticas y controversias dentro del país. Sectores políticos opositores cuestionaron el costo y la oportunidad de la gira, calificándola de 'espectáculo mediático con escasos resultados concretos para Chile'. Algunos analistas apuntan a que la inclusión de Michelle Bachelet, figura polarizadora para ciertos grupos, refleja una estrategia de Boric para consolidar apoyo político interno, pero que a la vez profundiza las divisiones.
El oficialismo destacó la importancia de la participación en la Cumbre del Clima como un compromiso tangible con la agenda ambiental, especialmente en el contexto de la próxima COP30 en Brasil. La ministra Maisa Rojas enfatizó que 'Chile debe posicionarse como un actor activo en la lucha contra el cambio climático'.
Por otro lado, organizaciones sociales y expertos en derechos humanos valoraron la defensa del multilateralismo y la democracia, pero advirtieron que estas posturas deben ir acompañadas de políticas internas que reduzcan la desigualdad y fortalezcan la justicia social. En contraste, sectores empresariales y ciertos parlamentarios opositores manifestaron preocupación por la falta de resultados concretos en materia económica y por la percepción de que la política exterior se ha convertido en un instrumento más de la disputa interna.
A casi dos meses de la gira, se constata que la intervención de Chile en la ONU ha reforzado su imagen internacional en foros multilaterales, pero también ha evidenciado las tensiones que persisten en el debate político nacional. La estrategia del gobierno de Boric de combinar figuras históricas y nuevas generaciones en su delegación buscó proyectar unidad, pero en la práctica ha expuesto las fracturas que atraviesan a la sociedad chilena.
En definitiva, la participación chilena en la ONU en 2025 es un espejo que refleja tanto las aspiraciones internacionales del país como sus contradicciones internas. La apuesta por el multilateralismo y la defensa de la democracia sigue siendo un terreno de disputa, donde convergen esperanzas, críticas y desafíos pendientes que el país deberá enfrentar en los próximos años.
2025-11-06