
A un mes de la primera vuelta presidencial, el escenario oficialista en Chile exhibe tensiones que trascienden la mera competencia electoral y evidencian un distanciamiento público entre la candidata Jeannette Jara y el Presidente Gabriel Boric. Este desencuentro, que ha ido madurando en las últimas semanas, no solo refleja diferencias de estilo y estrategia política, sino que también abre una ventana para analizar las dinámicas internas de la izquierda chilena a pocos días de las elecciones.
El 27 de octubre de 2025, Jara expresó su distancia frente al Presidente Boric tras sus críticas al exmandatario estadounidense Donald Trump, declarando que "no es mi estilo" y que "hay que pensar en los intereses de Chile" en materia diplomática. Esta frase no solo fue un deslinde personal, sino un claro posicionamiento estratégico, buscando marcar una pauta diferente en la campaña.
Ese mismo día, el Frente Amplio salió en defensa de Boric, con la timonel Constanza Martínez reivindicando el derecho del Presidente a expresar sus opiniones públicas sin opacar a Jara. El senador Daniel Núñez (PC) añadió que la prioridad de Boric debe ser gobernar, pero reconoció su facultad para involucrarse en el debate político durante la campaña.
Este cruce pone en evidencia un choque de narrativas dentro de la coalición oficialista. Por un lado, Jara apuesta por un perfil más moderado y pragmático en política exterior, priorizando los intereses comerciales y la estabilidad diplomática. Por otro, Boric mantiene un estilo más confrontacional y crítico, especialmente frente a figuras como Trump, que busca marcar una identidad política clara y movilizadora.
Desde la perspectiva regional, este distanciamiento ha generado reacciones variadas. En el norte y centro del país, sectores empresariales y exportadores valoran el discurso de Jara como una señal de estabilidad y continuidad en las relaciones internacionales. En cambio, en sectores sociales y movimientos estudiantiles, el tono crítico de Boric sigue siendo un referente de autenticidad y compromiso político.
"No es mi estilo ser de esa forma, yo creo que cada uno es como le parece, pero mi estilo no es", afirmó Jara, intentando diferenciarse sin romper con el bloque oficialista.
Además, el debate se extiende a la gestión interna del Frente Amplio, donde algunos dirigentes advierten sobre el riesgo de que el protagonismo presidencial eclipse a la candidata, mientras otros defienden la visibilidad del Mandatario como un activo político.
Constanza Martínez sostuvo que "es natural que una figura tan importante como el Presidente tenga una opinión política, y eso de ninguna forma opaca a nuestra candidata, son roles distintos".
Este enfrentamiento de estilos y estrategias, lejos de ser un simple episodio coyuntural, refleja la complejidad de articular un proyecto político común en un momento electoral decisivo. La tensión entre la necesidad de unidad y la expresión legítima de diferencias internas es una narrativa que atraviesa la izquierda chilena hoy.
En el plano de las consecuencias, este distanciamiento podría incidir en la percepción ciudadana de la cohesión del oficialismo y afectar la campaña de Jara, especialmente ante un electorado que demanda claridad y liderazgo. Al mismo tiempo, abre un espacio para la reflexión sobre cómo la diversidad de voces dentro de un mismo bloque puede enriquecer o debilitar la propuesta política.
En definitiva, lo que está en juego no es solo una disputa estilística, sino la capacidad del oficialismo para transitar desde la pluralidad interna hacia una estrategia electoral efectiva que logre articular intereses y expectativas diversas. El coliseo político está abierto, y los protagonistas juegan sus cartas con la mirada atenta de una ciudadanía que exige más que discursos: resultados y coherencia.
Fuentes: La Tercera (27/10/2025), Cooperativa.cl (27/10/2025).
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