La crisis del Metro de Santiago: ¿Fallas técnicas o síntoma de un sistema al límite?

La crisis del Metro de Santiago: ¿Fallas técnicas o síntoma de un sistema al límite?
Actualidad
Transporte y Sociedad
2025-11-15
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- Persistentes cortes y cierres en líneas y estaciones clave.

- Impacto social y económico en la movilidad diaria de millones.

- Debates políticos y técnicos sobre gestión y mantenimiento del sistema.

En las últimas semanas, el Metro de Santiago ha vuelto a ser el centro de un debate que trasciende la simple interrupción del servicio. Desde septiembre, cuatro estaciones de la Línea 1 —Unión Latinoamericana, República, Los Héroes y La Moneda— permanecieron cerradas, mientras que en octubre, retrasos en las líneas 4, 4A y 5 se atribuyeron a problemas de suministro eléctrico que afectaron a más de 56.000 clientes según la Superintendencia de Electricidad y Combustibles (SEC).

Este escenario, más que un hecho aislado, refleja una tensión acumulada en el sistema de transporte público más utilizado del país, que moviliza diariamente a millones de santiaguinos. La pregunta que emerge es si estas fallas son solo incidentes técnicos o si evidencian problemas estructurales más profundos.

Perspectivas en pugna

Desde el gobierno, se ha reconocido la necesidad de una revisión exhaustiva de la infraestructura eléctrica y de mantenimiento, comprometiendo recursos adicionales para modernizar el sistema. Sin embargo, la oposición ha denunciado una gestión insuficiente y falta de inversión sostenida, apuntando a que la crisis del Metro es un síntoma de una política pública que no prioriza la movilidad urbana como un derecho social.

“Las interrupciones no solo afectan la movilidad, sino que impactan la calidad de vida y el acceso al trabajo de miles de personas,” afirmó una representante de la Asociación de Usuarios del Metro, que agrupa a ciudadanos afectados por las interrupciones.

En tanto, expertos en ingeniería eléctrica y transporte advierten que la infraestructura actual, diseñada hace décadas, está sometida a una demanda creciente y a la presión de un desarrollo urbano acelerado. “La red eléctrica que alimenta el Metro no ha sido adecuadamente actualizada para soportar las cargas actuales, lo que genera vulnerabilidades ante fluctuaciones,” explicó un académico de la Universidad de Chile.

Impacto regional y social

Las interrupciones han tenido un efecto inmediato en la movilidad de las comunas más densas de la Región Metropolitana, incrementando el uso de buses y taxis colectivos, lo que a su vez ha generado congestión y aumento en los tiempos de traslado. Para sectores más vulnerables, la afectación es aún mayor, pues dependen casi exclusivamente del transporte público.

Además, comerciantes y pequeñas empresas cercanas a las estaciones cerradas han reportado una caída en sus ventas, evidenciando el impacto económico indirecto de la crisis.

Constataciones y consecuencias

Tras casi dos meses de interrupciones y retrasos, se puede concluir que el Metro de Santiago enfrenta un punto crítico donde las fallas técnicas son reflejo y consecuencia de decisiones políticas, económicas y de planificación urbana. La crisis ha puesto en evidencia la necesidad de un enfoque integral que combine inversión en infraestructura, gestión eficiente y una mirada social que reconozca el transporte público como un servicio esencial.

Este episodio también revela la tensión entre la urgencia de resolver problemas inmediatos y la importancia de diseñar soluciones a largo plazo, que consideren el crecimiento demográfico y las nuevas demandas de movilidad sustentable.

En definitiva, la tragedia del Metro no es solo la interrupción del servicio, sino el reflejo de un sistema que está siendo puesto a prueba por el desafío de una ciudad en expansión y una sociedad que reclama calidad y equidad en sus servicios públicos.