
Un choque de mundos en la izquierda chilena se ha ido perfilando desde septiembre, cuando Eduardo Artés lanzó una crítica directa y sin filtros contra Jeannette Jara, la carta presidencial oficialista. El 21 de septiembre de 2025, Artés calificó el futuro gobierno de Jara como "más amarillo que el de Boric", una metáfora para señalar que, en su opinión, el oficialismo se aleja del socialismo auténtico y se instala en un centroizquierda diluido y poco combativo.
Este enfrentamiento no es solo un intercambio de epítetos, sino una batalla por la definición misma del socialismo en Chile. Para Artés, "Jara no es comunista. Ella misma ha dicho que es socialdemócrata, de centroizquierda", y eso la aleja de la transformación radical que él propone. La crítica apunta a que el actual gobierno y su continuidad representan un modelo "hidropónico", indefinido y sin convicciones firmes, lo que para Artés es una traición a las luchas históricas de la izquierda.
Por su parte, desde el oficialismo, la postura ha sido defender un camino de reformas graduales y ampliación democrática, que Jara ha expresado como una prioridad. La apuesta por un cambio sostenible y consensuado choca con la visión maximalista de Artés, quien advierte que "si él gana, podría enfrentar un golpe de Estado" debido a la resistencia de sectores conservadores y a la tensión social que un giro brusco podría provocar.
Este escenario electoral se enmarca en un Chile polarizado, donde la derecha también se muestra fragmentada, pero con posturas claras que Artés equipara, señalando que "Matthei es tan de derecha como Kast". La izquierda, en cambio, está en una disputa interna que va más allá de los nombres y que refleja una crisis de representación y de identidad política.
Desde una perspectiva social, esta disputa ha generado reacciones diversas: mientras algunos sectores populares ven en Artés una voz que no se doblega ante el sistema, otros temen que su radicalismo pueda desestabilizar un país que aún busca consolidar su democracia tras años de convulsión.
Los analistas coinciden en que esta confrontación es un síntoma de la fragmentación y la volatilidad del espectro político chileno. Las elecciones presidenciales de 2025 se presentan como un momento definitorio para el futuro del país, donde las tensiones internas de la izquierda podrían ser tan decisivas como la competencia con la derecha.
En conclusión, la disputa entre Eduardo Artés y Jeannette Jara no es solo un intercambio de críticas, sino un reflejo de la complejidad y las contradicciones que atraviesan a la izquierda chilena en este ciclo electoral. La definición de qué significa ser socialista, y cómo llevar adelante ese proyecto en un Chile cambiante, sigue siendo un terreno de lucha abierto y sin resoluciones claras, con consecuencias que trascienden la campaña y que podrían marcar la estabilidad política y social del país en los años venideros.