
El reciente fin de semana largo de noviembre dejó un saldo que conmueve a Chile: 29 personas fallecidas en siniestros viales, cifra que representa un 38% más que en 2023 para una fecha similar. Este aumento abrupto ha reavivado el debate sobre la seguridad vial, la eficacia de las políticas públicas y la responsabilidad individual en las carreteras.
El ministro de Transportes y Telecomunicaciones, Juan Carlos Muñoz, calificó el balance como “muy negativo”, subrayando que en solo tres días se perdieron 29 vidas, cifra que supera el promedio anual diario y que enluta a múltiples regiones del país. Entre los fallecidos, un 40% corresponde a atropellos, mientras que 82% son hombres. Se registraron además 522 siniestros viales y más de 500 lesionados.
Carabineros informó que durante el operativo se fiscalizaron más de 13.700 vehículos y conductores, con 193 detenciones por consumo de alcohol y drogas y una detención por velocidad temeraria, tras ser sorprendido a 192 km/h. Sin embargo, el ministro Muñoz hizo un llamado a la responsabilidad ciudadana, señalando que no basta con la fiscalización: “El exceso de velocidad es la causa principal de siniestros fatales” y también destacó la imprudencia peatonal.
Desde el gobierno, existe un consenso en que las medidas de control y sanción deben intensificarse. Sin embargo, sectores sociales y expertos en seguridad vial advierten que la solución no es solo punitiva. La académica en movilidad urbana, María Paz Herrera, sostiene que “la fiscalización es necesaria, pero insuficiente si no se acompaña de educación vial y cambios estructurales en infraestructura”. Por su parte, organizaciones de víctimas de siniestros viales exigen políticas más agresivas para reducir la velocidad en zonas urbanas y rurales.
En contraste, algunos conductores expresan frustración por lo que perciben como una persecución excesiva, argumentando que la congestión y la falta de alternativas de transporte público fomentan la conducción riesgosa.
Este aumento ocurre tras un septiembre marcado por cifras también preocupantes: durante las Fiestas Patrias, se registraron 17 muertes en siniestros viales, y un mes antes, en septiembre, hubo un balance de 11 fallecidos en el mismo contexto festivo. La tendencia al alza en 2025 contrasta con la baja histórica de muertes viales registrada en 2024, el mejor año en tres décadas.
A pesar de los esfuerzos de Carabineros y el Ministerio de Transportes, la lentitud en la reducción de estas cifras preocupa. El ministro Muñoz reconoció que “vamos demasiado lento” y que “es un desafío que el país debe abordar con urgencia”.
Este trágico episodio confirma que la seguridad vial en Chile sigue siendo un problema complejo, donde confluyen factores humanos, culturales, institucionales y estructurales. La evidencia apunta a que la fiscalización, si bien necesaria, no es suficiente para revertir la tendencia al alza en muertes y lesiones graves.
La disonancia entre las posturas oficiales, expertas y ciudadanas revela la necesidad de un enfoque integral que combine educación vial, infraestructura segura, políticas públicas coherentes y una cultura de responsabilidad compartida.
Mientras tanto, las carreteras chilenas continúan siendo escenario de dramas humanos que la sociedad debe observar con atención crítica para evitar que la tragedia se repita.
Fuentes: La Tercera, Cooperativa, Carabineros de Chile, declaraciones del ministro Juan Carlos Muñoz, análisis de expertos en movilidad urbana.