
Una sombra sobre las calles británicas
El pasado 9 de noviembre de 2025, el Reino Unido anunció una investigación oficial para determinar si los autobuses eléctricos fabricados por la empresa china Yutong pueden ser desactivados de forma remota. Esta medida surge tras un descubrimiento en Noruega, donde se comprobó que los vehículos de Yutong podían ser "detenidos o inutilizados" por la empresa fabricante desde China. Dinamarca también abrió una revisión similar.
La preocupación no es menor: alrededor de 700 autobuses de esta marca circulan en ciudades británicas como Nottingham, Glasgow y el sur de Gales, operados por grandes grupos como Stagecoach y FirstBus. La posibilidad de un apagado remoto plantea riesgos evidentes para la seguridad pública y la soberanía tecnológica.
Perspectivas encontradas
Desde el gobierno británico, el Departamento de Transporte y el Centro Nacional de Ciberseguridad trabajan en conjunto para evaluar la base técnica de estos hallazgos. Sin embargo, Transport for London (TfL) aclaró que no utiliza ni ha contratado autobuses Yutong, destacando sus estrictos estándares técnicos.
"Estamos investigando el caso y trabajando en estrecha colaboración con el Centro Nacional de Ciberseguridad para comprender la base técnica de las acciones tomadas por las autoridades noruegas y danesas", afirmó un portavoz oficial.
Por su parte, Yutong ha defendido su posición asegurando que cumple con todas las leyes y regulaciones aplicables en los países donde operan sus vehículos. "Estos datos se utilizan exclusivamente para el mantenimiento y la mejora de los vehículos, protegidos mediante cifrado y control de acceso. Nadie puede acceder sin autorización del cliente", declararon en respuesta a la prensa.
Desde la oposición política británica, voces como la del diputado laborista Euan Stainbank han pedido una evaluación rigurosa, advirtiendo que la proliferación de estos autobuses chinos en las calles podría representar un riesgo para la seguridad nacional.
El contexto europeo y global
Noruega fue el primer país en detectar esta vulnerabilidad, tras pruebas que evidenciaron el acceso remoto de Yutong a sistemas críticos como la batería y la gestión de energía. El operador de transporte público Ruter señaló que, en teoría, el autobús podría ser detenido remotamente por el fabricante.
Dinamarca, a través de su empresa Movia, también está investigando, aunque enfatizan que esta problemática no es exclusiva de los vehículos chinos, sino que afecta a muchos autobuses eléctricos con capacidad de actualización remota.
Este escenario se enmarca en una creciente tensión geopolítica entre Reino Unido y China, con debates políticos sobre si Pekín representa una amenaza o un socio estratégico. La infraestructura crítica y la seguridad tecnológica se han convertido en puntos neurálgicos de esta disputa.
Verdades y consecuencias que emergen
La investigación británica ha revelado una compleja intersección entre avances tecnológicos, seguridad nacional y dinámicas internacionales. La posibilidad técnica de desactivar remotamente vehículos plantea dilemas sobre la confianza en proveedores extranjeros y el control de infraestructuras públicas.
Por un lado, la capacidad de actualización remota es una herramienta valiosa para el mantenimiento y eficiencia operativa. Por otro, abre la puerta a riesgos de ciberataques, espionaje o manipulación política.
El caso Yutong evidencia la necesidad de establecer estándares internacionales claros para la seguridad y transparencia en vehículos conectados, así como de diversificar proveedores para no depender excesivamente de actores geopolíticamente sensibles.
Finalmente, este episodio pone en evidencia cómo las decisiones tecnológicas están profundamente imbricadas con las relaciones internacionales y las políticas de seguridad, obligando a gobiernos y empresas a navegar en aguas complejas donde la confianza y la vigilancia se vuelven moneda corriente.
Fuentes: Diario Financiero (09.11.2025), The Guardian, declaraciones oficiales del Departamento de Transporte del Reino Unido, reportes de Ruter (Noruega) y Movia (Dinamarca).