
El domingo 16 de noviembre de 2025 se desarrollaron las elecciones presidenciales y parlamentarias en todo Chile, en una jornada marcada por una inédita estrategia: diversas empresas ofrecieron descuentos y promociones para incentivar la participación ciudadana. Desde plataformas de transporte como Cabify, Didi y Uber hasta cadenas de cafeterías como Starbucks, que por décima ocasión entregó un "Café del Día" a quienes acreditaran haber votado, el día estuvo teñido de una mezcla entre compromiso cívico y marketing comercial.
Este fenómeno, a primera vista una medida de apoyo a la democracia, ha generado un debate profundo y multifacético que ha trascendido la jornada electoral.
Desde el mundo político, las opiniones se dividieron con claridad. Por un lado, sectores de centroizquierda y movimientos sociales valoraron que "cualquier incentivo que aumente la participación electoral es positivo en un país donde la abstención ha sido crónica", según declaró una dirigente de un partido progresista. Sin embargo, voces conservadoras y algunos analistas cuestionaron la medida, argumentando que "convertir el voto en un acto transaccional erosiona la esencia democrática y puede abrir la puerta a prácticas clientelistas".
A nivel regional, la recepción también fue dispar. En zonas urbanas como Santiago y Valparaíso, las promociones tuvieron alto impacto, con un aumento del 7% en la participación comparado con elecciones anteriores. En contraste, en regiones del sur y norte, donde la infraestructura tecnológica y comercial es más limitada, el efecto fue marginal, evidenciando una brecha en el acceso y beneficios de estas iniciativas.
La sociedad civil ha mostrado una mezcla de entusiasmo y escepticismo. Por un lado, para muchos jóvenes y sectores tradicionalmente alejados de la política, los descuentos representaron un estímulo tangible para cumplir con su deber cívico. Para otros, sin embargo, la medida atenta contra la autonomía del voto y puede reforzar desigualdades: quienes no pudieron acceder a estas promociones, por falta de medios o información, quedaron en desventaja simbólica.
Expertos en ética política han señalado que "estas prácticas deben ser cuidadosamente reguladas para evitar que el acto democrático se reduzca a un intercambio comercial". Además, advierten sobre la necesidad de fortalecer la educación cívica para que el voto sea un acto consciente y no condicionado por incentivos externos.
A una semana del evento, se puede concluir que la jornada electoral alcanzó niveles de participación superiores a la media histórica reciente, aunque no es posible atribuir exclusivamente este aumento a las promociones. La medida puso en evidencia tensiones profundas sobre cómo entendemos la democracia y el compromiso ciudadano en el Chile contemporáneo.
Además, el debate ha impulsado una reflexión sobre la responsabilidad social de las empresas y el rol del Estado en la promoción de la participación electoral. Mientras algunos sectores abogan por políticas públicas que incentiven el voto sin caer en la mercantilización, otros llaman a fortalecer la confianza en las instituciones para que el acto electoral se sostenga por convicción y no por recompensa.
En definitiva, esta elección ha dejado en claro que el desafío no es solo movilizar a los votantes, sino comprender qué significa votar en un país que busca reconciliar su historia política con las nuevas formas de participación y representación.
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Fuentes: Cooperativa.cl, declaraciones oficiales de partidos políticos, análisis de expertos en ética política y datos del Servicio Electoral (Servel).
2025-11-09
2025-11-01