
El presidente Gabriel Boric emprendió su esperado viaje a Nueva York para participar en la 80ª Asamblea General de la ONU, un escenario donde las luces no solo apuntan a su discurso, sino a la controversia que se ha instalado en el Congreso respecto al respaldo oficial a la eventual candidatura de Michelle Bachelet como Secretaria General del organismo internacional.
El viaje comenzó el lunes 22 de septiembre de 2025, y desde entonces, el debate político en Chile no ha cesado. Lo que parecía una simple agenda diplomática se transformó en un auténtico espectáculo donde los actores principales se enfrentan en un coliseo de posturas encontradas.
Desde la centroizquierda, figuras como el senador DC Iván Flores han sostenido que 'el gobierno no solo tiene la posibilidad, sino el deber político de apoyar a Bachelet', argumentando que su candidatura sería un aporte significativo para la proyección internacional de Chile y América Latina. Para ellos, la postulación de Bachelet representa una oportunidad histórica para que Chile ocupe un rol de liderazgo en la diplomacia global, algo que nunca antes había ocurrido en la historia nacional.
Sin embargo, la derecha y sectores conservadores, representados por la diputada RN Carla Morales, han respondido con críticas duras. Morales ha declarado que 'el gobierno debería concentrarse en terminar un mandato decente en lugar de presionar por un cargo en la ONU para una ex presidenta'. Esta mirada cuestiona la prioridad y pertinencia de apoyar a Bachelet en un momento en que, según ellos, Chile enfrenta desafíos internos urgentes.
Fuentes de la sociedad civil y expertos en política internacional han aportado una visión más matizada. Algunos analistas señalan que la candidatura de Bachelet puede potenciar la imagen de Chile en el extranjero, pero advierten que el apoyo político interno fragmentado podría debilitar esa imagen. Otros ciudadanos, especialmente en regiones alejadas de Santiago, ven este debate como una distracción de problemas locales más acuciantes, como la crisis en el empleo y la seguridad pública.
Michelle Bachelet llegó a Nueva York el 20 de septiembre de 2025, anticipando un posible encuentro con Boric y otros líderes internacionales durante la Asamblea. La cumbre por la Defensa de la Democracia, liderada por Luiz Inácio Lula da Silva y Pedro Sánchez, se ha convertido en un foro clave para la candidatura de Bachelet, pero la falta de consenso en Chile ha puesto en evidencia la fragilidad del respaldo nacional.
Este episodio desnuda el choque entre una política exterior aspiracional y una política interior dividida, donde el apoyo a figuras emblemáticas se convierte en un campo de batalla político más que en un proyecto de país unido. La tensión entre la búsqueda de influencia internacional y la urgencia de resolver problemas domésticos ha quedado al descubierto.
Queda claro que el respaldo a Bachelet no es unánime ni en el oficialismo ni en la oposición, y que esta división trasciende meras diferencias ideológicas para reflejar prioridades distintas sobre el rumbo de Chile. La visita de Boric a la ONU, lejos de ser un acto protocolar, ha puesto en escena la compleja dinámica política chilena, donde el prestigio internacional se enfrenta a las demandas internas y la legitimidad política.
En definitiva, este episodio confirma que la política chilena de 2025 sigue siendo un terreno de confrontación intensa, donde cada movimiento internacional es observado con lupa y puede convertirse en un catalizador de tensiones internas. La candidatura de Bachelet, en tanto, sigue siendo un símbolo polarizador que refleja las fracturas y aspiraciones del país.
Fuentes: Radio Bío Bío, declaraciones públicas de Iván Flores y Carla Morales, análisis de expertos en política internacional y seguimiento de la agenda de la ONU.
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