El comercio secreto de petróleo entre Irán y China y el regreso de sanciones internacionales: un juego de poder y resistencia

El comercio secreto de petróleo entre Irán y China y el regreso de sanciones internacionales: un juego de poder y resistencia
Internacional
América Latina
2025-11-15
Fuentes
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- Intercambio oculto entre petróleo iraní y construcción china evade sanciones de EEUU.

- Resistencia diplomática de Irán frente a sanciones de la ONU y presión internacional.

- Multiplicidad de actores: gobiernos, empresas estatales y mecanismos financieros no transparentes.

En un escenario que parece sacado de un drama geopolítico con ecos de la Guerra Fría, Irán y China han tejido un entramado para mantener vivo un comercio petrolero que desafía las sanciones impuestas por Estados Unidos y la comunidad internacional.

Desde 2023, China ha continuado recibiendo petróleo iraní pese a las sanciones estadounidenses que buscan aislar a Teherán y frenar su programa nuclear. Según reportes oficiales y fuentes occidentales, el intercambio se realiza a través de un complejo sistema que involucra transferencias de barco a barco y mezcla de crudos, además de un mecanismo financiero opaco que evita el sistema bancario internacional.

El acuerdo principal se basa en que empresas estatales chinas, respaldadas por el gobierno de Pekín, construyen infraestructura en Irán a cambio del crudo que recibe China. Este esquema está mediado por una aseguradora estatal china, Sinosure, y un enigmático vehículo financiero llamado Chuxin, que no aparece en registros públicos oficiales.

Para Estados Unidos, este entramado representa un desafío directo a su política de “máxima presión” contra Irán, diseñada para impedir que el país persa avance en su programa nuclear y limite su influencia en Medio Oriente. Sin embargo, Washington ha optado por sanciones selectivas, sin penalizar a las grandes empresas chinas responsables de la infraestructura, lo que genera críticas sobre la efectividad y coherencia de su estrategia.

“No reconocemos este tipo de acuerdos y nos oponemos firmemente a las sanciones unilaterales ilegales”, declaró el Ministerio de Relaciones Exteriores de China, que insiste en que la cooperación bilateral está amparada por el derecho internacional. Desde Irán, el presidente Masud Pezeshkian minimizó la reactivación de sanciones de la ONU, afirmando que Teherán “nunca se rendirá ante las demandas excesivas”, en un discurso que apela a la resistencia nacionalista.

El Consejo de Seguridad de la ONU, en una votación reciente, rechazó levantar permanentemente las sanciones a Irán, abriendo el camino para su restablecimiento tras casi una década de suspensión. Este escenario tensiona aún más la ya frágil diplomacia internacional, donde actores europeos, asiáticos y estadounidenses se enfrentan no sólo en el terreno político sino también en la batalla económica y estratégica.

Desde una mirada regional, el apoyo de China a Irán representa un contrapeso a la influencia occidental y un reflejo de las nuevas alianzas globales que desafían el orden tradicional. Para América Latina, observadora atenta de estas dinámicas, la historia evidencia cómo las sanciones y bloqueos económicos pueden generar circuitos alternativos que, si bien buscan sortear restricciones, también profundizan la complejidad y opacidad del comercio internacional.

En definitiva, este intercambio secreto de petróleo y la resistencia iraní a las sanciones revelan una partida de ajedrez geopolítica donde cada movimiento tiene consecuencias que trascienden las fronteras de Medio Oriente y Asia, afectando la estabilidad global y la gobernanza internacional.

Perspectivas encontradas

- Desde Washington, la insistencia en sancionar a Irán y sus socios busca cortar las fuentes de financiamiento del programa nuclear persa y limitar su influencia regional, aunque con resultados cuestionados.

- Desde Pekín, la defensa de la cooperación bilateral se enmarca en la soberanía y el derecho a la cooperación económica, mientras maneja cuidadosamente los riesgos de sanciones secundarias.

- Desde Teherán, la narrativa oficial es de desafío y resiliencia, utilizando el discurso nacionalista para consolidar apoyo interno frente a presiones externas.

- Expertos y analistas internacionales advierten que la falta de transparencia y el uso de mecanismos financieros opacos complican la supervisión y pueden alimentar riesgos de corrupción y evasión.

Constataciones finales

Este entramado entre Irán y China no solo desafía las sanciones internacionales sino que también pone en evidencia las limitaciones del sistema multilateral para controlar flujos económicos cuando potencias con intereses divergentes actúan con estrategias asimétricas. La reactivación de sanciones de la ONU y la respuesta desafiante de Irán anticipan un escenario de mayor tensión y complejidad diplomática. Para los actores globales, la historia confirma que las sanciones, en ausencia de un consenso amplio y mecanismos efectivos, pueden incentivar la innovación en esquemas de evasión, con impactos difíciles de prever para la estabilidad y la seguridad internacional.