
Un choque de titanes en la derecha chilena ha ido tomando cuerpo en las últimas semanas, dejando al descubierto no solo una disputa personal, sino un debate más amplio sobre el rumbo ideológico y político de un sector que busca consolidar su influencia en la próxima administración presidencial.
Desde septiembre de 2025, el candidato José Antonio Kast, líder del Partido Republicano, ha sido objeto de críticas por parte de Johannes Kaiser, abanderado del Partido Nacional Libertario, quien cuestiona la falta de compromiso de Kast con los llamados "temas valóricos". Kaiser ha insistido en que, a diferencia de Kast, él sí aborda abiertamente las discusiones sobre moralidad y valores tradicionales, un terreno que considera fundamental para la identidad de la derecha.
"Nosotros sí nos hacemos cargo de las discusiones que otros evitan", ha señalado Kaiser en varias entrevistas y debates, posicionándose como la voz más clara en la defensa de una agenda valórica estricta.
En respuesta, la secretaria general del Partido Republicano, Ruth Hurtado, ha defendido la postura de Kast, enfatizando que su campaña está centrada en temas que consideran prioritarios para la ciudadanía: seguridad, economía y asuntos sociales urgentes.
"Nadie puede pensar que hemos dejado de creer en lo que hemos señalado en distintos temas", afirmó Hurtado en El Mercurio, agregando que el foco debe estar en lo que hoy es urgente para Chile, y no en debates que, a su juicio, ya están superados.
Este intercambio no solo refleja una fractura interna en la derecha, sino también un dilema estratégico: ¿debe un candidato priorizar los temas valóricos para consolidar su base o enfocarse en problemas inmediatos que afectan a la mayoría?
Desde una perspectiva política, los republicanos buscan consolidar una imagen pragmática y de gobierno de "emergencia", evitando abrir debates que podrían dividir aún más al electorado conservador. Por otro lado, el Partido Nacional Libertario apuesta por una derecha más ideológica y definida en valores, con un discurso que apela a sectores más duros y tradicionales.
La disputa ha tenido repercusiones en las encuestas: pese a una caída inicial, Kast logró un buen desempeño en el último debate presidencial, según datos de Black & White, mientras que Kaiser mantiene un perfil más marginal pero con un núcleo fiel.
Además, Hurtado no descartó la posibilidad de incluir en un eventual gobierno a figuras de Chile Vamos y otras colectividades del espectro de derecha, siempre que estén alineadas con los lineamientos republicanos, lo que abre la puerta a una coalición más amplia y pragmática.
"Vamos a buscar a los mejores, y si esos mejores están en Chile Vamos, Demócratas, Libertarios o Socialcristianos, van a ser parte del gobierno", aseguró, subrayando la necesidad de unidad funcional más que de uniformidad ideológica.
Desde el punto de vista social, esta disputa ha generado debates en medios y redes sociales sobre qué significa ser conservador en Chile hoy, con voces que reclaman mayor claridad y coherencia, y otras que advierten sobre el riesgo de perder foco en problemas urgentes como la desigualdad, la seguridad y el empleo.
En conclusión, esta batalla entre Kast y Kaiser no es solo un rifirrafe interno, sino un reflejo de las tensiones que atraviesan la derecha chilena en un momento de cambio y redefinición. Mientras Kast apuesta por un gobierno pragmático y centrado en emergencias, Kaiser representa una corriente que no renuncia a definir la agenda política a partir de valores tradicionales.
El desenlace de esta disputa marcará no solo la campaña presidencial, sino también la configuración futura del bloque conservador y su capacidad para influir en la política nacional. La polarización interna podría fortalecer o debilitar a la derecha, dependiendo de cómo se resuelvan estas tensiones en los próximos meses.
Fuentes consultadas incluyen entrevistas y declaraciones publicadas en El Mercurio y Cooperativa.cl, análisis de encuestas Black & White, y seguimiento de redes sociales y medios especializados.