Un Estado más eficiente: el desafío chileno que trasciende la reducción de estructuras
El 19 de septiembre de 2025, la ministra de la Secretaría General de la Presidencia (Segpres), Macarena Lobos, afirmó que reducir ministerios no es la vía para hacer más eficiente el gasto público. Su argumento se basó en que gran parte del gasto estatal es permanente y que la eficiencia debe buscarse en la modernización y evaluación rigurosa de políticas, no en la simple disminución de carteras.
"Reducir ministerios, la verdad que no necesariamente es el camino para, a nuestro juicio, poder eficientar el gasto del Estado", aseguró Lobos, subrayando la reciente reestructuración tras la creación del Ministerio de Seguridad.
Este planteamiento abre un escenario de tensión entre quienes proponen achicar la burocracia y quienes apuestan por una gestión más sofisticada y tecnificada. En este último grupo, se inscribe la reciente iniciativa albanesa de nombrar a "Diella", una ministra virtual generada con inteligencia artificial (IA) para supervisar compras públicas y combatir la corrupción, un proyecto que ha generado debate sobre legitimidad, control y responsabilidad jurídica.
Gonzalo Álvarez Seura, académico y director de Tech-Law.ai, sostiene que "no se trata de deshumanizar el Estado, sino de hacerlo más justo y eficiente" y que la clave está en reglas claras, revisión humana y auditorías técnicas.
En paralelo, Chile ha dado pasos concretos con la presentación del Banco Integrado de Datos (BIDAT), una plataforma lanzada en agosto de 2024 por el Ministerio de Desarrollo Social y Familia para centralizar el acceso a miles de datos socio-territoriales bajo estrictos estándares de seguridad y privacidad. BIDAT facilita que universidades, ONG y otros actores analicen información actualizada para mejorar políticas públicas basadas en evidencia.
La subsecretaria de Evaluación Social, Paula Poblete, destacó la importancia de esta herramienta para "desarrollar estudios que impacten en la política social" y anunció que en los próximos meses se ampliará el acceso a bases de datos con mayor desagregación territorial.
Sin embargo, más allá de la tecnología, expertos insisten en que la gestión es el corazón de la eficiencia estatal. Cristóbal Tello, director del Laboratorio de Innovación Pública de la UC, advierte que la IA y otras tecnologías no solucionarán las listas de espera en salud si no se mejora la coordinación y el enfoque centrado en el paciente.
Por otro lado, el debate sobre el gasto público y su impacto sigue vigente. Un análisis de La Tercera señala que el 46% de los programas estatales no cumple con estándares de eficiencia y el 35% no alcanza sus objetivos, mientras que el gasto en personal ha crecido mucho más rápido que el PIB.
El artículo "¿DOGE para Chile? Un Estado eficiente para el siglo 21" plantea que la solución pasa por un cambio radical en la gestión y el liderazgo político, inspirado en experiencias internacionales como el Departamento de Eficiencia Gubernamental de Estados Unidos que, bajo Elon Musk, ha recortado miles de empleados y eliminado programas de bajo impacto.
En el terreno productivo, empresas como SQM avanzan en proyectos para hacer más eficiente su producción —por ejemplo, con una inversión de US$250 millones para optimizar la faena Coya Sur en la Región de Antofagasta sin aumentar el consumo de materias primas ni el volumen producido—, reflejando que la eficiencia también es una preocupación transversal que cruza sectores.
Perspectivas en pugna
- Desde el Gobierno, la visión oficial prioriza la modernización institucional, la evaluación basada en evidencia y la innovación tecnológica, sin caer en la simplificación de achicar ministerios como solución mágica.
- Desde la academia y algunos sectores políticos, se señala la necesidad de mayor coraje para reestructurar el Estado, reducir la burocracia improductiva y fomentar un liderazgo que impulse la eficiencia como motor de crecimiento.
- La ciudadanía, por su parte, observa con escepticismo los anuncios, dada la persistencia de problemas estructurales en seguridad, salud y educación, donde el aumento del gasto no siempre se traduce en mejores resultados.
Conclusiones a la luz de los hechos
La eficiencia estatal en Chile no es un problema de tamaño, sino de calidad en la gestión, transparencia y uso inteligente de la tecnología. El debate público ha madurado más allá de la inmediatez de propuestas simplistas, reconociendo que la solución exige un entramado complejo de reformas, evaluaciones rigurosas y liderazgo político informado.
Las iniciativas tecnológicas como BIDAT y la incorporación de IA en tareas específicas muestran el camino hacia un Estado más ágil y transparente, siempre que se mantenga la supervisión humana y el respeto a los derechos ciudadanos.
Finalmente, la experiencia internacional y los análisis nacionales coinciden en que el desafío para Chile es construir un Estado que no solo gaste menos, sino que gaste mejor, con foco en resultados, equidad y sostenibilidad.
Este es el verdadero coliseo donde se enfrentan las visiones, y el público —los ciudadanos— debe seguir atento para exigir que la tragedia de la ineficiencia no sea parte del espectáculo cotidiano.
2025-09-19